Director: Antonio Mercero
España, 1988, 105 minutos
Espérame en el cielo (1988) de A. Mercero |
La sospecha de que, a lo largo de la historia, algunos grandes dignatarios se han servido de un doble que suplantase su personalidad durante la celebración de determinados actos viene ya de antiguo. Y Franco (pese a no ser ni grande ni digno) tampoco ha quedado al margen de tales habladurías. Real o apócrifa, dicha leyenda urbana sirvió de base para que Antonio Mercero escribiese, en colaboración con Horacio Valcárcel y Romà Gubern, una de sus mejores películas.
Ni que decir tiene que buena parte del mérito de Espérame en el cielo (1988) se debió al acierto con el que fue elegido el reparto de actores. Para empezar, a causa del enorme parecido físico entre el argentino Pepe Soriano y el dictadorzuelo al que interpreta; y, en segundo lugar, por la innegable vis cómica de Chus Lampreave en el papel de sufrida esposa y espiritista aficionada o ese atildamiento tan de falangista lameculos que le valió un Goya a Saza como mejor actor de reparto.
Raptar a un simple ortopedista con la finalidad de convertirlo, tras ser sometido a arduo entrenamiento, en la viva imagen del Caudillo supone una arriesgada misión al más alto nivel de Estado. Que conllevará para el pobre Paulino Alonso, además de verse privado de libertad, un régimen de vida tan estricto como el observado por su sosias (ayuno sexual incluido).
Entrañable en la sencillez y modestia de su planteamiento, la película ofrece momentos antológicos de guion, como aquello de que el suplantador se toque la oreja cada vez que aparece en el No-Do para que su mujer Emilia sepa que se trata de él y no del verdadero Generalísimo. O cuando los acólitos que asisten a los cuadros escénicos en el teatro de El Pardo jalean el "¡Arriba España!" del supuesto Jefe del Estado y el auténtico les replica, imperturbable: "Yo nunca digo: 'Viva Franco'. Por lo demás, han cumplido ustedes con su deber..."
La volví a ver el viernes en la tele.
ResponderEliminarBuena peli, divertida y muy melancólica por la situación de ese matrimonio que se ve separado a la fuerza.
Como dices, muy bien elegidos los actores, has mencionado a dos y añado a "Saza" que está (¿cuando no?) memorable.
Y cito otro momento antológico de guión, cuando el sereno, apabullado y presa de cierto miedo, le dice al doble de Franco: "Yo también soy del Ferrol de Su Excelencia"
Ya lo creo: de hecho, le tiemblan tanto las manos al hombre que es el propio doble de Franco quien le arrebata el manojo de llaves para poder abrir la puerta.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarSi bien hace mucho tiempo que la he visto todavía la tengo relativamente fresca. Es una película que me provoca una extraña tristeza, supongo que en cierto modo se debe a esa reclusión en vida que le ha deparado el destino al bueno del ortopedista.
Cuando suena la canción de Machín ya se disparan las emociones...
Feliz domingo!
Es curioso, pero yo la veo más como una comedia. Para mi gusto, la mejor parodia que se ha hecho nunca sobre lo que supuso el franquismo.
EliminarSaludos.