miércoles, 3 de enero de 2018

Léon Morin, sacerdote (1961)




Título original: Léon Morin, prêtre
Director: Jean-Pierre Melville
Francia/Italia, 1961, 129 minutos

Léon Morin, sacerdote (1961)


Creer que Jean-Pierre Melville sólo dirigió películas policíacas sería tan abusivo como afirmar que Cervantes sólo escribió el Quijote. Pues no: el realizador francés también fue el responsable de interesantísimos trabajos de introspección psicológica (y aun religiosa) como este Léon Morin, prêtre, adaptación de la novela homónima de Béatrix Beck que fuera galardonada con el prestigioso Premio Goncourt en 1952.

Filmada con la destreza de los grandes maestros y una excepcional fotografía en blanco y negro de Henri Decaë, cuenta un caso de conciencia a la altura de los expuestos en La Regenta o en San Manuel Bueno, mártir. Se trata de Barny, una joven viuda (Emmanuelle Riva), madre de una niña, y que, viéndose forzada a salir adelante en una pequeña localidad francesa durante la Segunda Guerra Mundial, buscará ser confortada por el apuesto sacerdote Morin (Jean-Paul Belmondo). Pese a no ser, en principio, una persona excesivamente creyente, la mujer se irá sintiendo gradualmente atraída por él, aunque la relación que se establece entre ambos comienza a través de los libros que el cura le presta semanalmente.



Barny es, sin duda, un personaje de una osadía tan inusual como transgresora, y no sólo por los sentimientos que acabará desarrollando hacia su confesor, sino, sobre todo, porque, previamente, se atreve a verbalizar la atracción que experimenta hacia otra mujer, la bella Sabine (Nicole Mirel), que además es su jefa en la oficina.

Por su contenido espiritual, así como por la fascinación experimentada entre caracteres opuestos y las implicaciones morales que de ello se derivan, sería fácil ver en Léon Morin, prêtre un precedente del clásico de Rohmer Ma nuit chez Maud (1969). Curiosamente, otro futuro cineasta (el alemán Volker Schlöndorff) actuó de ayudante de dirección de Melville en esta película, interviniendo, además, en un breve papel: es el soldado nazi que riñe a Barny. En lo concerniente a los actores, tanto Riva como Belmondo están soberbios en sus respectivas interpretaciones, probablemente a años luz del trabajo llevado a cabo por Marine Vacth y Romain Duris en La confession, el irregular remake que dirigiera Nicolas Boukhrief en 2016.


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