Director: Ken Loach
Reino Unido, 1969, 111 minutos
Et malgré les menaces du maître
sous les huées des enfants prodiges
avec les craies de toutes les couleurs
sur le tableau noir du malheur
il dessine le visage du bonheur...
Jacques Prévert (1900-1977)
"Le cancre"
Prévert inmortalizó para siempre la figura del mal estudiante en un poema magistral que lo muestra atrapado entre las amenazas del profesor y los abucheos de sus compañeros. También Ken Loach, cuando aún firmaba Kenneth, haría lo propio mediante su segundo largometraje, centrado en la figura de un adolescente de clase obrera a quien el contacto diario con un halcón transformará en un ser cuya vida cobra repentinamente sentido a pesar del vacío que lo atenaza en el seno de una familia desestructurada. Vamos: algo así como una mezcla entre el Antoine Doinel de Los 400 golpes y el Azarías de Los santos inocentes...
Es, asimismo, posible, viendo los métodos empleados por la mayoría de educadores que aparecen en Kes, acordarse del recuerdo traumatizante que el sistema educativo británico infligió entre los miembros de la generación de Roger Waters, bajista y compositor de Pink Floyd que, primero en su álbum conceptual The Wall (1979) y, más tarde, con la ayuda de Alan Parker en la versión cinematográfica, diría aquello tan célebre de "We don't need no education / We don't need no thought control / No dark sarcasm in the classroom / Teachers leave them kids alone..."
Aunque no todos los profesores del joven Billy (David Bradley) contribuyen a la creación de "otro ladrillo en el muro" a base de crueles bastonazos en la palma de la mano: Mr. Farthing (interpretado por Colin Welland, años después ganador de un Oscar por el guion de Carros de fuego y único actor profesional del reparto) representa la nueva pedagogía del docente capaz de motivar al alumno interesándose por sus inquietudes y dándole protagonismo en el aula. En ese sentido, la escena en la que Billy se entusiasma explicando ante sus compañeros cómo se adiestra un halcón es bastante reveladora, así como una de las más emocionantes de Kes.
Será precisamente hablando con su maestro cuando el chaval nos aporte la clave del filme: "¡Es imposible domesticar completamente a un halcón! ¡Es un ave orgullosa e independiente! ¡No es una simple mascota sumisa!" Por eso se identifica con ella: porque Billy, a pesar de la alienación ambiental en la que ha crecido, no dará su brazo a torcer. Como su halcón, él pertenece a una raza de hombres dispuesta a rebelarse contra el determinismo que le empuja a ser un minero más, una bestia insensible como su hermano mayor.
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