domingo, 13 de marzo de 2016

El gran rubio con un zapato negro (1972)




Título original: Le grand blond avec une chaussure noire
Director: Yves Robert
Francia, 1972, 90 minutos

« Merde, on tourne en rond... ! »

El gran rubio con un zapato negro (1972)

Ya desde los créditos iniciales con los que da comienzo El gran rubio con un zapato negro salta a la vista que la comedia de Yves Robert se rodó en estado de gracia: los nombres del reparto y del resto del equipo se van mostrando mediante los juegos de cartas que llevan a cabo las hábiles manos de Gérard Majax, sin duda una forma originalísima de captar la atención del espectador desde el minuto uno. Pero si a ello añadimos que la banda sonora original compuesta por el rumano Vladimir Cosma es interpretada por su compatriota Gheorghe Zamfir, el rey de la flauta de pan, la cosa gana enteros. Y eso sin olvidar que estamos ante un filme coescrito por Francis Veber, el mismo que en 1998 dirigiría La cena de los idiotas.

La idea de partida es de lo más simple y recuerda remotamente a la de Con la muerte en los talones de Hitchcock (North by Northwest, 1959): un ciudadano anónimo es tomado por un peligroso espía, con lo que su vida diaria se convierte de la noche a la mañana en una vertiginosa persecución. Claro que lo que en un registro de suspense da para crear una película de ritmo trepidante en el caso del torpe violinista François Perrin (Pierre Richard) se convierte en una caricatura cuya comicidad se basa en lo despistados que llegan a ser los involucrados.

El azar (y su torpe aliño indumentario) se alían contra François

Porque aparte de enfrentarse dos facciones opuestas de los servicios secretos en torno al susodicho Perrin, hay una segunda línea argumental centrada en el affaire que mantienen François y Paulette: intérprete de arpa en la misma orquesta que él y esposa de su mejor amigo. De hecho, el triángulo protagoniza una divertida y accidentada escena, en pleno concierto, al ejecutar el primer movimiento de la Sinfonía número 40 de Mozart. Lo curioso del caso es que al atónito director que lleva (como puede) la batuta lo interpreta el propio Yves Robert...

François y Christine (Pierre Richard / Mireille Darc)

En la parte más sensual no podía faltar una rubia seductora que, como Eva Marie Saint hacía con Cary Grant, intenta primero encandilar al protagonista para caer después rendida a sus pies: su nombre es Christine y le dio vida la actriz Mireille Darc. Del lado más bufo, en cambio, destaca la siempre efectiva presencia de un Jean Rochefort de pelo negro que ya hacía de las suyas por aquel entonces. Es un papel que ha representado hasta la saciedad: el de directivo de aspecto ridículamente serio (en este caso el coronel Louis Toulouse) que con su cara de chiste pone en marcha todo el operativo para dejar en evidencia a Bernard Milan (Bernard Blier, actor del que este año se celebra, por cierto, el centenario de su nacimiento).

Coronel Louis Marie Alphonse Toulouse (Jean Rochefort)

En fin: qué más se puede añadir de una comedia de culto del cine galo si no es que, debido a su clamoroso éxito, fue objeto de una secuela dos años más tarde [Le retour du grand blond (1974)] e incluso de un remake made in Hollywood en la década siguiente: El hombre con un zapato rojo (The Man with One Red Shoe, 1985), dirigida por Stan Dragoti para lucimiento de Tom Hanks. A decir verdad y a juzgar por cómo, una y otra vez, la industria reutiliza fórmulas de éxito, casi podríamos exclamar hasta el infinito, como el pobre Milan: "On tourne en rond, merde, on tourne en rond, merde... !"

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