sábado, 23 de enero de 2016

Puro vicio (2014)




Título original: Inherent Vice
Director: Paul Thomas Anderson
EE.UU., 2014, 148 minutos

Puro vicio (2014) de P. Thomas Anderson


¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! Ni siquiera es Pau Riba ni tampoco John Lennon. ¡Es Joaquin Phoenix, el supermán de los actores de hoy en día, ataviado con indumentaria jipi! Desde Extrañas coincidencias (I Heart Huckabees, David O. Russell, 2004) no se había visto nada igual, pero en Puro vicio (2014) Paul Thomas Anderson parece empeñado en superar los parámetros establecidos de lo que se supone que es una película de culto. Y a buen seguro que lo conseguirá, teniendo en cuenta lo extravagante que resulta su argumento.

El diseño de vestuario de Mark Bridges estuvo
nominado en la última edición de los Óscar


El director se ha basado en la novela de Thomas Pynchon para escribir la historia de un nada convencional investigador privado (el desaliñado Larry "Doc" Sportello) y las pesquisas que debe realizar para descubrir el paradero de una antigua novia. Parodiando el estilo de clásicos del cine negro como Retorno al pasado (Out of the past, Jacques Tourneur, 1947) o El sueño eterno (The Big Sleep, Howard Hawks, 1946), una enmarañada trama servirá de pretexto para confundir al espectador y caer voluntariamente, en no pocas ocasiones, en la caricatura más absoluta de los clichés habituales del género detectivesco.

En ese orden de cosas, lo que comienza como una investigación sobre los devaneos de un excéntrico magnate de la construcción en la California de 1970 terminará como un delirio entre psicodélico y surrealista donde no falta ninguno de los tópicos de la contracultura. A ello contribuye una banda sonora repleta de canciones de la época del flower power y del rock progresivo entre las que destacan "Harvest" de Neil Young o un par de temas de los alemanes Can.

Tremendo pastiche sonoro y visual. Y es que Paul Thomas Anderson es un autor, o eso pretende, y de ahí que se permita citar, aunque sea fugazmente, imágenes icónicas de la historia del cine. Como esa especie de última cena a lo Viridiana, pero con pizzas, en la que los personajes se aglomeran a lo largo de una extensa mesa.



El tiempo dirá si realmente este director es uno de los grandes (atrevimiento no le falta). De momento, y aunque aún no se ha hecho con la preciada estatuilla, ya son seis las nominaciones a los Óscar que acumula a lo largo de su carrera, en la que descollan títulos tan significativos como Magnolia (1999) o Pozos de ambición (2007).

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