lunes, 4 de enero de 2016

La duquesa de Benamejí (1949)




Título alternativo: La reina de Sierra Morena, Duquesa de Benamejí
Director: Luis Lucia
España, 1949, 85 minutos

La duquesa de Benamejí (1949)


Mucho antes de que la serie televisiva Curro Jiménez pusiera de moda los bandoleros, La duquesa de Benamejí (1949) ya intentó sacar partido de una temática que bien pudiera calificarse de wéstern castizo. Basada en la pieza teatral homónima de los hermanos Machado y con diálogos adicionales de José María Pemán, estuvo protagonizada por Jorge Mistral (Lorenzo Gallardo) y Amparo Rivelles (la cual, como ya hiciera Imperio Argentina en Goyescas, interpretaba dos papeles simultáneamente: Reyes de la Vega, duquesa de Benamejí, y Rocío, la pasional gitana que vive con los bandidos en la sierra).

Jorge Mistral y Amparo Rivelles


Se trata de la típica superproducción Cifesa, ampliamente dotada de un notable surtido de extras, decorados y trajes de época, y en la que no faltan los números musicales de ambientación folclórica andaluza. De hecho, sorprende un tanto el acento andaluz de Jorge Mistral, pero poco importa eso en una película rodada precisamente en aras de sacar tajada comercial del topicazo en la más pura tradición de la Carmen de Mérimée.

A pesar de ser forajidos, los bandoleros son bastante íntegros


Quizá por imperativo de la censura o tal vez porque se esperaba que en una historia de estas características la imagen dada de los bandoleros respondiese a la manida visión romántica de los mismos (no en vano el protagonista se apellida Gallardo), el caso es que los hombres de Lorenzo acatan un estricto orden jerárquico y son de todo menos pícaros. De hecho, llaman a su líder capitán y demuestran una entereza moral superior a la del antagonista, el presuntuoso marqués de Peñaflores (Eduardo Fajardo).



En otro orden de cosas, son especialmente interesantes las escenas rodadas en exteriores, así como la mezcla de géneros que se produce conforme avanza el metraje: comienza como musical, deriva hacia la comedia costumbrista (con asalto a la diligencia y rapto incluido) y acaba con un trágico final de melodrama.


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