viernes, 21 de agosto de 2015

¡Harka! (1941)




Director: Carlos Arévalo
España, 1941, 68 minutos

¡Todo por la caspa!

¡Harka! (1941) de Carlos Arévalo

harca.

(Del árabe marroquí ḥarka, campaña militar, y este del árabe clásico ḥaraka, movimiento).

1. f. En Marruecos, expedición militar de tropas indígenas de organización irregular.

2. f. Partida de rebeldes marroquíes.

El cine de hazañas bélicas gozó de un periodo dorado en nuestro país tras la guerra civil con el objetivo de ensalzar los valores del bando vencedor. Ello se ve muy claramente en el caso de películas como ¡Harka!, engendro fílmico destinado a mostrar (cuando no a idealizar) las supuestas heroicidades de los aguerridos oficiales españoles que no dudaban en jugarse la vida poniéndose al frente de tropas indígenas con tal de mantener a raya a los insurgentes marroquíes.

El omnipresente Alfredo Mayo encarna en esta ocasión al Capitán Santiago Balcázar, algo así como la versión falangista de Santiago Matamoros: buen conocedor de las costumbres locales, Cid Campeador moderno, abnegado adalid de la castrante disciplina castrense, se apalanca las botellas de Johnnie Walker que da gusto: ¡eso es un hombre! Y crea escuela (que es lo más grave), toda vez que el Teniente Carlos Herrera seguirá sus pasos, no sin antes mandar a paseo a su prometida Amparo (¡qué se habrá creído esa fresca! ¡Mira que cruzarse en el camino de un gerifalte para embaucarlo jugando al tenis, asistiendo a bailes y perdiendo el tiempo en boberías semejantes...!). Suerte que, en la vida real, los actores Luis Peña y Luchy Soto tuvieron bastante más sentido común, pues habiéndose enamorado durante el rodaje, posteriormente se casarían.

Como puede apreciarse, por tanto, en ¡Harka! se hace apología de un concepto de virilidad basado en la obediencia ciega y la adhesión inquebrantable a la causa, al tiempo que se muestra a los marroquíes como simples súbditos cuya obligación es doblegarse a los dictados de sus superiores (las arengas en "indio" de los oficiales españoles a los miembros de su harca no tienen desperdicio). Y todo eso en una producción, rodada en los estudios Trilla-Orphea de Barcelona, que pretendía enaltecer "la espléndida hermandad Hispano-Marroquí". Desde luego, hay que ver cuánto cinismo...



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