Directora: Mònica Rovira
España, 2017, 63 minutos
Filmar lo inaprensible puede llegar a ser tan frustrante que uno termine planteándose seriamente la posibilidad de abandonar la práctica cinematográfica. O eso, al menos, es lo que se desprende de las palabras con las que su protagonista y directora concluye Ver a una mujer. Una Mònica Rovira que, en la tarde de hoy, con motivo de una nueva sesión del ciclo Fantasmagorías del deseo, presentaba su primer "largometraje" (de apenas sesenta minutos de duración) en la sala Laya de la Filmoteca de Catalunya.
Valiéndose de la austeridad del blanco y negro, la película adopta la forma de un ensayo o diario filmado, muy en la línea de títulos clásicos como Soy curiosa... (1967-68) del sueco Vilgot Sjöman o los ejercicios hiperrealistas de aquel cinéma verité con el que Jean Rouch y Edgard Morin se propusieron captar la poesía de la realidad.
Aunque, tal vez, y ya puestos a caer en esa manía tan de nuestro tiempo de querer reducirlo todo a etiquetas, quizá la que se ajuste mejor a este filme sea la de ficción documental, habida cuenta de que sus dos intérpretes van a reflexionar ante la cámara, durante una hora, a propósito de algo que ocurrió en otro momento y en otro espacio, pero cuyo reflejo condiciona aún la mirada de ambas mujeres.
Una sinfonía de confidencias, enmarcada por la luz y las olas del Cabo de Creus, que toma su título del libro homónimo de la escritora y viajera suiza Annemarie Schwarzenbach (1908-1942).
Valiéndose de la austeridad del blanco y negro, la película adopta la forma de un ensayo o diario filmado, muy en la línea de títulos clásicos como Soy curiosa... (1967-68) del sueco Vilgot Sjöman o los ejercicios hiperrealistas de aquel cinéma verité con el que Jean Rouch y Edgard Morin se propusieron captar la poesía de la realidad.
Aunque, tal vez, y ya puestos a caer en esa manía tan de nuestro tiempo de querer reducirlo todo a etiquetas, quizá la que se ajuste mejor a este filme sea la de ficción documental, habida cuenta de que sus dos intérpretes van a reflexionar ante la cámara, durante una hora, a propósito de algo que ocurrió en otro momento y en otro espacio, pero cuyo reflejo condiciona aún la mirada de ambas mujeres.
Una sinfonía de confidencias, enmarcada por la luz y las olas del Cabo de Creus, que toma su título del libro homónimo de la escritora y viajera suiza Annemarie Schwarzenbach (1908-1942).
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