Título original: The Purple Rose of Cairo
Director: Woody Allen
EE.UU., 1985, 82 minutos
La rosa púrpura de El Cairo (1985) de Woody Allen |
Decía François Truffaut, de cuyo fallecimiento se cumplirá en breve el cuadragésimo aniversario, que las películas son más armoniosas que la vida, puesto que no hay atascos en ellas ni tiempo de inactividad. Y eso es un poco lo que siente la protagonista de The Purple Rose of Cairo (1985), hastiada como está de una existencia gris, consecuencia directa de la Gran Depresión, en la que nada luce tan bonito como las historias que transcurren en la oscuridad de una sala de cine.
Aunque antes que cinéfila empedernida, que también lo es a su manera, Cecilia (Mia Farrow) responde sobre todo a un perfil mucho más escapista, el de una mujer infeliz que se evade de la realidad refugiándose en esos mundos de fantasía que le llegan del otro lado de la pantalla. De ahí que se pase el día entero absorta, rememorando el argumento de los filmes que ha visto recientemente o especulando sobre lo que estarán haciendo los actores y actrices que tanto admira en sus lujosas mansiones hollywoodenses.
Sin embargo, y ahí radica el encanto del guion de Woody Allen, cuando Tom Baxter, de los Baxter de Chicago, decide traspasar la frontera que separa la ficción de la realidad, son todos los habitantes de Nueva Jersey quienes asisten atónitos al acto de rebelión del personaje, en lugar de haber optado por convertir la situación, como habría sido lo más lógico, en el delirio de una pobre chica que enloquece al no soportar las circunstancias que la rodean.
Ejercicio pirandelliano donde los haya, la impecable puesta en escena ideada por Allen constituye al mismo tiempo un homenaje entrañable y repleto de nostalgia al cine clásico de su niñez, con aquellos musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers que marcaron la época dorada del séptimo arte. Nada tiene de extraño, por tanto, que el cineasta la considerase durante muchos años como la preferida de entre las numerosas películas que ha dirigido a lo largo de su prolífica carrera.