martes, 7 de enero de 2020

Los inútiles (1953)




Título original: I vitelloni
Director: Federico Fellini
Italia/Francia, 1953, 107 minutos

Los inútiles (1953) de Federico Fellini

El neologismo vitelloni, utilizado por Fellini en el título original de la película, denota la idea de un grupo de personajes sin personalidad, que se encuentran atrapados eternamente en el estadio del proyecto sin saber qué hacer de sus propias vidas. Son seres prisioneros de sus microcosmos, incapaces de ir más allá de su propio mundo, que actúan como auténticos viajeros inmóviles.

Àngel Quintana

De aquí a pocos días se cumplirá el centenario del nacimiento de Federico Fellini (1920-1993), motivo por el cual la Filmoteca de Catalunya aborda una retrospectiva íntegra de su filmografía. Y que, tras la interesante presentación a cargo de Esteve Riambau, daba inicio en la tarde noche de hoy con I vitelloni (1953), ese fresco, entrañablemente patético, de la vida ociosa de un grupo de jóvenes provincianos.

El horizonte vital de sus protagonistas —que, en su gran mayoría, responden al perfil de zángano y/o iluso— se limita a dejarse perilla o afeitarse el bigote, cortejar a las mujeres y salir de juerga cada noche con los amigotes. Alguno de ellos, como el aspirante a dramaturgo Leopoldo (Leopoldo Trieste) manifiesta inquietudes intelectuales (que acabarán igualmente truncadas), si bien, en general, lo que caracteriza a estos muchachos es una absoluta falta de expectativas.



Y frente al dolce far niente de estos "inútiles" (Fellini habría sido uno de ellos durante su juventud en Rimini), la autoridad paterna se revela de una rectitud rayana en el esperpento. Son viejos patriarcas pequeñoburgueses como Dios manda, dispuestos a sacarse el cinturón para hacer entrar en vereda a unos vástagos que rondan ya la treintena, pero cuyo estilo de vida es y seguirá siendo siempre el de eternos adolescentes.

Kubrick tenía esta película entre sus favoritas —y, a decir verdad, algo de ella hay en La naranja mecánica (1971)— y Scorsese se inspiró en la apatía de sus personajes para rodar Malas calles (1973). De lo que se desprende que estamos hablando de uno de los títulos más relevantes de la historia del cine italiano y aun mundial. Sea como fuere, cuando Moraldo (Franco Interlenghi) da el paso de tomar el tren y huir de tanta mediocridad sin futuro, asistimos, al mismo tiempo, a una liberación que pone un punto de esperanza en un relato tan conmovedoramente pesimista.


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Tomo muy buena nota de la pelicula, habia leido algo sobre ella pero no la he visto. Esto de los vacios existenciales da para mucho...
    Me encantaria poder asistir a alguna de esas proyecciones, ademas con ese lujo de invitados.
    Saludos!

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    1. Pues nada, Fran: ya sabes. Si alguna vez vienes a Barcelona, aprovecha y déjate caer por la Filmoteca.

      Un abrazo.

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