viernes, 10 de enero de 2020

El caballo de Turín (2011)




Título original: A torinói ló
Directores: Béla Tarr y Ágnes Hranitzky
Hungría/Francia/Suiza/Alemania/EE.UU., 2011, 155 minutos

El caballo de Turín (2011) de Béla Tarr


El viento huracanado; el caballo tirando a duras penas de un carro mientras avanza por el sendero; el mismo percherón que ni come ni anda; la música hipnótica, omnipresente; los gitanos que secan el pozo; un anciano manco y su hija en una casa destartalada; se alimentan de patatas cocidas, que devoran con las manos abrasándose la lengua; austeridad en blanco y negro: CINE con mayúsculas.

Enfrentarse a un filme del húngaro Béla Tarr (Pécs, 1955) tiene algo de misterio poético y mucho de belleza pictórica. Poco importa que sus personajes sean campesinos harapientos más bien huraños o que la acción transcurra en un paraje inhóspito: su reino no es de este mundo y, como a todos los genios, hay que darle de comer aparte.

Escorzo inspirado en Lamentación sobre Cristo muerto de Mantegna


Dicen que Nietzsche lloró hasta enloquecer el día en que vio cómo un cochero maltrataba a su rocín. Verídica o espuria, la anécdota inspira una película que participa de la filosofía nihilista y de los grabados de Andrea Mantegna (1431-1506); que posee la grandeza que los maestros del cine mudo —verbigracia The Wind (1928) de Victor Sjöström— supieron darle a sus obras, aunque aquí padre e hija se arranquen cada tanto en una lengua bárbaramente adusta.

Largos planos secuencia, filmados con la misma majestuosidad que lo habría hecho un Bergman, presiden un conjunto dominado por ese tono entre dantesco y crepuscular inherente a toda creación que, como El caballo de Turín, aspire a traducir en imágenes conceptos tan a priori etéreos como la miseria, la locura o el fin del mundo.


2 comentarios:

  1. La vi en su estreno en España, en el festival de cine de Sevilla. Tengo que decir que bastante gente se fue progresivamente de la sala. Yo me quedé. Hipnotizado. Para mí, una obra maestra. Escribí en el blog la crítica y me quedé tan agusto... Saludos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es la miel para la boca del asno, Fernando. Como tampoco este caballo es apto para todos los paladares. Me alegro de que te gustara: yo también la encuentro magistral.

      Gracias por tu comentario y hasta pronto.

      Eliminar