domingo, 22 de agosto de 2021

Luna de verano (1959)




Director: Pedro Lazaga
España, 1959, 87 minutos

Luna de verano (1959) de Pedro Lazaga


Dos francesitas encantadoras deciden visitar el norte peninsular a bordo de su Mercedes descapotable, motivo por el que ponen rumbo a San Sebastián, adonde tienen previsto seguir los cursos de verano del Instituto Español. Pero antes harán una escala en Pamplona, ciudad desconocida para las muchachas y cuyos sanfermines les resultan un fascinante descubrimiento. Como grata es también la hospitalidad que les brinda el venerable don Patricio de Larrabeitia (Fernando Fernán Gómez), descendiente de una larga estirpe de rancio abolengo de la que su hijo Juan, que no quiso ser militar, es el último representante. Porque el tal don Juan (interpretado, igualmente, por Fernán Gómez) es profesor de literatura en el mismo centro donostiarra del que Monique (Analía Gadé) y Colette (Laura Valenzuela) van a ser alumnas...

Como suele suceder en tantas comedias de los años cincuenta, el colorido y la alegría de vivir que destila Luna de verano (1959) se imponen por encima de cualquier otra consideración. En ese sentido, sus jóvenes protagonistas responden a un perfil desenfadado, a medio camino entre la picaresca un tanto castiza de Miguel (Tony Leblanc) y las ensoñaciones acarameladas de unas universitarias más pendientes de ligarse al catedrático de turno que no de terminar sus respectivas tesis doctorales.



Jesús Franco estuvo detrás del guion de este producto edulcorado, con el sello indiscutible de la factoría Dibildos, cuya finalidad primordial no era otra sino explotar el tirón comercial de su reparto. De ahí que la dirección de Pedro Lazaga, correcta aunque sin pasarse, quede supeditada a resaltar el atractivo de ellas y sacar el máximo partido de la vis cómica de ellos.

Emulando las juergas de sus modelos hollywoodenses, los alumnos extranjeros de este campus internacional pasan más tiempo de parranda que asistiendo a unas clases en las que difícilmente mejorarán su nivel de español. Y es que el verdadero aprendizaje tiene lugar fuera de las aulas. Por ejemplo, en animados bailes de graduación donde unos y otros ponen en práctica las enseñanzas amatorias que han adquirido durante su breve estancia en tan idílico enclave a orillas del Cantábrico. Sobre todo Juan y Monique, para quienes ese paréntesis estival habrá sido el inicio de una relación más duradera.



6 comentarios:

  1. NO parece muy original que digamos.

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    1. De hecho, es que todas estas comedias que protagonizaron Analía Gadé y Fernando Fernán-Gómez en los años cincuenta siguen siempre un mismo patrón.

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  2. Cuando todavía no existía el Erasmus...

    Un abrazo.

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  3. Hola Juan!
    Tengo curiosidad como eran retratados aquellas fiestas de San Fermín.
    Saludos!

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    1. Hola, Fran:

      Pues la verdad es que se trata de imágenes reales, rodadas en Pamplona durante la celebración de los encierros. Lo cual le confiere un cierto toque documental a esas secuencias.

      Saludos.

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