sábado, 21 de agosto de 2021

Los ángeles del volante (1957)




Director: Ignacio F. Iquino
España, 1957, 100 minutos

Los ángeles del volante (1957) de Iquino


Titulándose Los ángeles del volante (1957) queda claro, ya de entrada, que los cinco protagonistas masculinos de este filme, en rutilante Ifiscope y Agfacolor, son, además de taxistas, benefactores de todo aquel que se cruce en su camino. Película muy madrileña en lo que a ambientación se refiere, pero que, a pesar de sus exteriores filmados en la capital, se gestó en los estudios que el productor y director Ignacio Ferrés Iquino tenía en Barcelona.

La trama principal arranca cuando Juan (Fernando Fernán-Gómez) está a punto de atropellar a la famélica Luisa (Julita Martínez). De modo que, una vez repuesta del desmayo, el conductor se la lleva a la cantina en la que suele reunirse con sus compañeros para que la muchacha pueda comerse el bistec con patatas que le ha "recetado" el médico. La atracción que, a partir de ese instante, surja entre ambos tendrá su punto álgido en el desenlace, pero antes hay tiempo de sobras para que cada uno de los chóferes rememore alguna batallita y demás gajes del oficio.



Remigio (José Luis Ozores) se llevó un gran susto el día de su debut al presenciar cómo un camión arrollaba a un pobre ciclista; el veterano Cristóbal (Pepe Isbert) se encariñó con dos futuras estrellas de la canción, Rosi (María Martín) y Lina (Trini Montero), a las que, en cierto modo, apadrina; Pepe (Manolo Morán) ayudó a dos niños a encontrar a su padre, mientras que al Carota (Tony Leblanc) no le hace falta contar nada porque anda continuamente metido en líos de faldas.

El hecho de que la cinta se rodase con sonido directo le confiere una frescura que la cuidada fotografía en color del italiano Enzo Serafin no hace sino incrementar. En realidad, es éste un producto cuya impecable factura visual se impone por encima de las diversas historias narradas. Buena prueba de lo cual es que no se profundiza en ninguna de ellas. Ni falta que hace. Bastaba con el atractivo de sus imágenes y el humor castizo de los diálogos (escritos a medias entre Pedro Masó y Rafael J. Salvia) para que el público de 1957 se diese por satisfecho.



4 comentarios:

  1. Película complaciente en la que, como señalas, queda por encima su cuidada factura de las historias amables que narra.

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    1. Correcto. Ese toque amable era típico en muchas películas españolas de los años cincuenta.

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  2. Hola Juan!
    Si bien ya hace tiempo que la vi si que la recuerdo. Ya solo con ver ese reparto dan ganas de ponerme con ella.
    Por cierto, que bien me lo pase con "Balarrasa"...jeje
    Saludos y feliz semana!

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    1. Ya lo creo, Fran: una peli en la que estén juntos Pepe Isbert, Manolo Morán o Tony Leblanc ha de tener forzosamente su gracia.

      Saludos y hasta la próxima.

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