Director: Pedro L. Ramírez
España, 1959-1961, 77 minutos
Fantasmas en la casa (1961) |
A pesar de tratarse de una nueva versión de Los habitantes de la casa deshabitada, la diferencia más notable de Fantasmas en la casa (1961) con respecto a la obra teatral de Jardiel Poncela radica en el hecho de que Vicente Coello, autor del guion, sitúa los primeros minutos de la historia en un vagón de tren, de esos con restaurante y coche cama, al más puro estilo Hitchcock. Aparte de que Raimundo (Fernando Rey) ya no es el director de un periódico de Madrid, sino un célebre dramaturgo (en velado homenaje, sin duda, al propio don Enrique).
El papel de gracioso lo borda, en esta ocasión, un Tony Leblanc en el momento álgido de su carrera, siendo la interpretación que lleva a cabo del asustadizo Gregorio digna sucesora de las de José Orjas en su estreno en el Teatro de la Comedia (29 de septiembre de 1942) y Fernando Fernán Gómez en la posterior adaptación fílmica del 46.
Llegados a la tétrica mansión, el juego de apariciones y sobresaltos se mantiene prácticamente igual, con la salvedad de que ya no hay burro que entre y salga del caserón cargado de lingotes de plata. Ni tampoco interviene la necia Rodriga, cuyo lugar es ocupado por el estrambótico doctor Baselga (Joaquín Roa), ávido de colmar su ambulancia con futuros inquilinos del hospital psiquiátrico.
Sin embargo, no es ésta una comedia macabra, sino más bien romántica. Por eso contiene un a modo de epílogo en el que Raimundo y la liberada Cristina (Luz Márquez), tras despedirse de Gregorio y del padre de la joven (Rafael Bardem) en el apeadero, emprenden juntos un nuevo viaje en tren, ahora sin raptores y al fin libres de todo temor que pueda empañar su brillante porvenir.
Nombres muy conocidos del cine español, seguro que merece la pena.
ResponderEliminarAdemás de su reparto, destaca el guion, que adapta con inteligencia uno de los textos más brillantes de Jardiel.
EliminarJardiel Poncela es un autor que se tendría que revisar y adaptar algunas de sus obras al cine como "La tourneé de Dios".
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada sobre "A tiro limpio", he recordado aquellas escenas del tiroteo en la estación de metro de Lesseps.
Saludos!
Borgo.
Jardiel ha sido objeto, en los últimos años, de una interesante revalorización, de modo que yo no descartaría alguna de esas adaptaciones que sugieres.
EliminarMe sorprende que menciones mi entrada sobre "A tiro limpio", ya que hace dos años que la publiqué... ¿No te estarás confundiendo con la más reciente de Ricard en "Clàssics de cinema"? En todo caso, sigue siendo una película excepcional que mantiene plenamente su fuerza.
Saludos y gracias por tus comentarios.
Impresionante el recorrido por un cine español no muy conocido (al menos por mí, aunque también debo reconocer mi desconocimiento de la obra de Jardiel Poncela).
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Ricard. Yo que tú me lanzaba de cabeza a la lectura de Jardiel: descubrirás a un autor con un sentido del humor genial y enormes vínculos con el mundo del celuloide.
EliminarUn abrazo.
Que tal Juan!
ResponderEliminarPues nada, ya tengo sesión doble, genial!
A mi si la película ya arranca en un tren ya no la suelto.
Saludos!
Me alegro, Fran: ya me contarás qué te han parecido.
EliminarSaludos.