Director: Eloy de la Iglesia
España, 1969, 90 minutos
Algo amargo en la boca (1969) de Eloy de la Iglesia |
Es tan corto el amor / es tan largo el olvido...
Pablo Neruda
Villa Mantis es un nombre lo suficientemente revelador como para dejar claro, desde un buen principio, el ambiente opresivo en el que se va a desarrollar la historia: una casa de campo en la que tres mujeres, de tres generaciones distintas, reciben la visita del apuesto César (Juan Diego), pariente lejano que pasará las navidades con ellas. Ni que decir tiene que un tipo tan guapo va a despertar los más oscuros instintos de sus anfitrionas: "Y encontraron su víctima propiciatoria...", reza el eslogan que puede leerse en el cartel promocional de la película.
La mayor de ellas, Aurelia (interpretada por Maruchi Fresno), vive obsesionada con el recuerdo de un novio que murió durante la guerra y se pasa horas enteras en el interior de su habitación adorando el uniforme del difunto, que se ha convertido en una especie de fetiche particular. Curiosamente, en esas escenas la música incidental de Fernando García Morcillo adopta un aire castrense para subrayar la condición de militar del finado. Mientras tanto, el inquietante Jacobo (Javier de Campos), único varón de la casa y afásico desde los doce años como consecuencia de una caída desde lo alto de un árbol, acecha a su tía por el ojo de la cerradura.
Capaz aún de sentirse atraída por los muchachos, pero demasiado mayor para pensar en casarse con alguno, Clementina (Irene Daina) no tardará en echarle el ojo a César, quien, seductor y promiscuo, tampoco tiene reparos en dejarse querer. Por último, Ana (Verónica Luján), la más joven de todas, intenta rehacer su vida en casa de sus tías tras haber pasado dos años en un convento. Vocación frustrada la suya, en detrimento de la represión religiosa que hasta entonces la atenazaba, cuya consecuencia más inmediata será "un amargo sabor en la boca" después de unirse a César en el invernadero. Lo dice bien claro Aurelia en el transcurso de una charla con Clementina: "Hay que destruir la tentación", dando a entender que todo debe seguir igual en sus dominios...
Un jovencísimo Eloy de la Iglesia (1944-2006) firmaba su segundo largometraje obsesionado con captar primerísimos planos de casi todo, ya sea de los ojos y los labios de sus personajes o de las flores que brotan en los alrededores de Villa Mantis. Sobresale, igualmente, la secuencia onírica en la que asistimos a un sueño recurrente de Jacobo y la forma en que el cineasta acierta a mostrar los tortuosos delirios de quienes habitan ese espacio claustrofóbico en cuya simbología, que no es otra cosa sino una clara representación alegórica del régimen franquista, se intuye un pasado feliz frente al inmovilismo del presente.
No la he visto. El cine de Eloy de la Iglesia siempre me ha parecido interesante a pesar de su tendencia al exceso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si te interesa, estará disponible en "RTVE a la carta" hasta marzo del año que viene. Aquí te dejo el enlace: https://www.rtve.es/alacarta/videos/historia-de-nuestro-cine/algo-amargo-boca/5822998/
EliminarUn abrazo.
Interesante película por lo que cuentas.
ResponderEliminarCiertamente que lo es.
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