Director: Feliciano Manuel Vitores
España, 1928, 5 minutos
El orador o La mano (1928) de Feliciano M. Vitores |
Humorada al más puro estilo ramoniano, los cuatro minutos escasos de El orador (1928) —también conocida, en ocasiones, como La mano— ponen de manifiesto la enorme inventiva que atesoraba Gómez de la Serna (1888-1963), creador de la greguería y prolífico literato cercano a las vanguardias. De hecho, este antidiscurso que Ramón improvisa frente a la cámara del burgalés Feliciano M. Vitores no sólo fue una de las primeras filmaciones sonoras que se llevaron a cabo en España, sino que revela, además, el carácter irreverente de un hombre al que siempre le gustó hacer gala de su afán rupturista contra los convencionalismos. Nada tiene de extraño, pues, el empaque con el que defiende "la base sincera de su estética", consistente, según irá desgranando con enorme vehemencia, en elementos tan dispares como el monóculo sin cristal, su habilidad para remedar los distintos tipos de cloqueo en un corral y, sobre todo, esa "mano convincente" que no es otra cosa sino la ridiculización palpable de la solemnidad de la que suelen hacer gala los más afamados oradores.
Gómez de la Serna fue todo un pionero de las vanguardias.
ResponderEliminarÉl mismo era una obra de arte: para muestra esta filmación.
Eliminar