viernes, 23 de octubre de 2020

La trastienda (1976)




Director: Jorge Grau
España, 1976, 102 minutos

La trastienda (1976) de Jorge Grau


La trastienda feroz a la que alude el título de esta película mítica no es otra sino la provocada por la doble moral de una sociedad hipócrita que practica los vicios privados con la misma soltura con la que presume públicamente de sus virtudes. Porque ése es, y no otro, el verdadero tema de un filme que ha pasado a la posteridad por contener el primer (y fugaz) desnudo íntegro femenino del cine español. Lo cual terminaría eclipsando el auténtico interés de una historia centrada en el dilema interior que atenaza a un respetable cirujano pamplonica, miembro supernumerario del Opus Dei, cuya estabilidad familiar y matrimonial se verá seriamente amenazada cuando se cruce en su camino una joven enfermera hacia la que se siente irresistiblemente atraído.

Dotada de una fuerte impronta documental, pues buena parte del metraje recoge imágenes reales de la celebración de los sanfermines, La trastienda (1976) supuso el regreso de Jorge Grau a un cine más sociológico —en la línea de las anteriores Noche de verano (1963), El espontáneo (1964) y Una historia de amor (1967)— tras sus incursiones en el género de terror con Ceremonia sangrienta (1973) y No profanar el sueño de los muertos (1974). Fue, además, la antesala de lo que acabaría denominándose destape, amén de una de las cintas que mejor captaron la decadencia de los ambientes pequeñoburgueses durante el tardofranquismo.



Sin embargo, el planteamiento de los hechos adolece de un cierto maniqueísmo que se refleja en la poca profundidad psicológica de unos personajes comme il faut, típicos representantes del puritanismo provinciano que precisamente se pretende cuestionar. A este respecto, el doctor Navarro (Frederick Stafford, quien actuara a las órdenes de Hitchcock en Topaz) aparece caracterizado como lector asiduo del Camino de Escrivá de Balaguer, mientras que su "desconsolada" esposa (la italiana Rosanna Schiaffino) se la pega con uno de los amigos de la pareja. Aunque cuando el entorno del médico descubra los escarceos de éste en compañía de la rolliza Juana (María José Cantudo) reaccionará airadamente pese a practicar los mismos e incluso peores pecados en la intimidad.

Fariseísmo que hoy se nos puede antojar de lo más ingenuo, pero que en aquel contexto histórico hizo correr ríos de tinta (con nota incluida del Episcopado) a propósito de lo que se consideraba toda una osadía, consecuencia de las nuevas (y algo más permisivas) normas de calificación cinematográfica que se habían aprobado en febrero del 75. "No es la película de la apertura, es la película de la libertad", anunciaban los carteles publicitarios de lo que acabaría siendo un sonado éxito de taquilla. Y es que, para aquel entonces, apenas transcurridos algunos meses tras la muerte del dictador, la represión en materia carnal había alcanzado tales cotas que resultaba tentadoramente fácil confundir la morbosidad con el incipiente advenimiento de la democracia.



6 comentarios:

  1. Un título clave de la Transición.

    Un abrazo.

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    1. Obra del muy estimable (y no siempre valorado en su justa medida) Jordi Grau.

      Un abrazo.

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  2. Hola Juan!
    Como bien comenta Ricard un titulo que trasciende de lo cinematográfico. No se si has omitido deliberadamente la frase que se acuño a raíz del desnudo famoso, en todo caso y para no quedar ramplón me la voy a ahorrar...
    Saludos!

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    1. ¿Te refieres a lo del "nuevo plan de 'tetarrollo'"? ¿O quizá al pareado, en rima consonante, "el felpudo de la Cantudo"? Lo triste es que a esta película le pasó un poco lo mismo que a "El último tango en París": que la gente se quedó con la anécdota en lugar de llegar al fondo de la cuestión. Ya se sabe lo que dicen: "Cuando el dedo señala a la luna..."

      Saludos.

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    2. Si Juan, a eso me refería, en concreto a la segunda coletilla. Supongo que en cierto modo el cine tambien nos retrata, dejando a un lado esta pelicula solo tienes que comprobar los exitazos de taquilla de aquellos, el personal quería ver carne... No recuerdo que director confesaba en una entrevista como le cuestionaba cierto productor el que no incluyera unas tetas, pues eso...
      En todo caso disculpa por la poco afortunada aportación.
      Saludos!

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    3. No, hombre, no: la aportación era pertinente. A fin de cuentas, este tipo de anécdotas también forman parte de la historia de la película.

      Saludos.

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