miércoles, 5 de enero de 2022

Aoom (1970)




Director: Gonzalo Suárez
España, 1970, 72 minutos

Aoom (1970) de Gonzalo Suárez


En el festival de San Sebastián del setenta, Aoom acababa de cosechar un sonoro fracaso, aderezado con abucheos, pateos y algún bravo. El presidente del jurado era tuerto y se cambió el parche de ojo para no ver la película. Se llamaba Fritz Lang.

Gonzalo Suárez
El hombre que soñaba demasiado

Tal vez si los propios autores vendiesen mejor su "producto", la recepción de determinadas películas españolas tendría poco que envidiar a los grandes títulos de la Nouvelle Vague. Valga como ejemplo el caso de la asombrosa Aoom (1970), ejercicio de estilo en plan psicodélico con el que Gonzalo Suárez dio rienda suelta a su imaginación (y probablemente a su sentido del humor también) y que propició el que Sam Peckinpah y él se hiciesen muy amigos.

No cabe la menor duda: Aoom, además de ser "el ruido que hace la Tierra cuando gira", según declara la voz en off del director en los prolegómenos, tiene mucho de boutade carente de guion. Lo mismo que sus novelas, dicho sea de paso, en las que uno nunca sabe muy bien si lo que está leyendo es una sarta de disparates o una premeditada historia de terror macabro.



Pero volviendo a la poca estima que el ovetense suele manifestar a propósito de estos pecadillos de juventud, con los que entonces osaba abrirse camino como cineasta experimental, hubiese bastado un mínimo de interés por su parte para que hoy su nombre se codeara junto con los de Godard y demás astros de la vanguardia cinematográfica. En cambio, una tenue sombra de arrepentimiento es lo único que parece desprenderse cuando Suárez, en El hombre que soñaba demasiado, afirma que "mi propuesta no podía prosperar. Me estaba bien empleado. Por obstinarme en inventar el cine con la secreta esperanza de inventar la vida."

La Costa Cantábrica y los Picos de Europa sirvieron como escenario natural en el que transcurren las andanzas del actor Ristol (Lex Barker) antes de que el alma de éste transmigre, tal y como dictan las normas de la metempsícosis, al interior de una muñeca que el resto de personajes se disputarán encarnizadamente. El criado Constantino (Luis Ciges) le aporta un aire tragicómico al conjunto, mientras que la bella Ana (Teresa Gimpera) y las sofisticadas Romy y Gila Hodgkinson contribuyen con su presencia a que el filme pueda encuadrarse en los difusos límites de la Escuela de Barcelona.



2 comentarios:

  1. Los experimentos tienen estas cosas, pero es que si no los hubiera, siempre estaríamos hablando de lo mismo.

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    1. De ahí el interés de un cineasta como Gonzalo Suárez.

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