martes, 17 de diciembre de 2019

El asesinato de Papá Noel (1941)




Título original: L'assassinat du Père Noël
Director: Christian-Jaque
Francia, 1941, 105 minutos

El asesinato de Papá Noel (1941) de Christian-Jaque

Ya tuvimos ocasión de hablar, hará unos tres años, de la Continental: aquella productora cinematográfica francesa, creada en tiempos de la ocupación nazi y que, a pesar de estar controlada por las autoridades colaboracionistas, auspició películas de un sutil y subterráneo mensaje antialemán. Curioso y desconocido episodio de un período poco estudiado de la cinematografía gala (en éste, como en tantos casos, los gurús de la Nouvelle vague fijaron un canon que contenía demasiadas omisiones) cuyo legado ha sido ampliamente reivindicado en los últimos años por el cineasta Bertrand Tavernier.

Así pues, y bajo una apariencia de cuento navideño, L'assassinat du Père Noël, primero de los títulos producidos por dicha firma, esconde algún que otro guiño a la valerosa Resistencia, que en aquellos momentos luchaba en la sombra para liberar al país del fascismo. Tal sería el caso, por ejemplo, cuando, en uno de los diálogos entre el viejo Cornusse (interpretado por el actor Harry Baur: quien habría de ser torturado hasta la muerte por la Gestapo apenas dos años más tarde) y el pequeño Christian se alude a una princesa dormida pero muy viva, que podría ser la propia Francia, y un príncipe encantador que un día la despertará (esto es, el general de Gaulle).



Lectura entre líneas que, sin embargo, no es óbice para quedarnos, únicamente, con la estampa idílica de un pueblecito de montaña cubierto por la nieve en el que, como cada veinticuatro de diciembre, un bonachón fabricante de globos terráqueos se disfraza de Santa Claus con el objetivo de hacer felices a las criaturas de la comarca.

De entre la amplia gama de secundarios que conforman una comunidad tan cerrada destacan personajes como aquella lánguida viuda de luto sempiterno —que bien podría encajar en un filme de Dreyer o Bergman— objeto de las burlas crueles de los niños y siempre en busca de un gato que nadie ha visto más que ella. O el misterioso barón, al parecer aquejado por la lepra, que, tras un lustro de ausencia, regresa de improviso al lugar para instalarse en su castillo. Y ¿qué decir, por último, del histriónico maestro de escuela (Robert Le Vigan)? ¿O de la cándida Catherine, hija de Cornusse? Seres sencillos, todos ellos, cuya inocencia quedará súbitamente mancillada cuando el cadáver de Papá Noel aparezca junto a un ribazo...


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Me suena vagamente lo de la "Continental", de lo que no tenia ni idea es de todos estos interesantisimos datos que nos cuentas. En cuanto a los gurus de la "Nouvelle vague", tengo entendido que fueron ellos los que vinieron a reivindicar a Hitchcock, ¿no?
    Lo dicho, siempre interesantes y muy amenas tus reseñas.
    Saludos!

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    1. Los Truffaut, Godard o Rohmer hicieron una gran labor al señalar la trascendencia de directores como Hitchcock, Hawks o Nicholas Ray. Sin embargo, también acabarían legándonos sus prejuicios respecto a un determinado cine francés que quizá no es tan deleznable como ellos pretendían.

      Gracias por tu comentario y hasta pronto.

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