miércoles, 11 de diciembre de 2019

El sabor del té verde con arroz (1952)




Título original: Ochazuke no aji / お茶漬けの味
Director: Yasujiro Ozu
Japón, 1952, 116 minutos

El sabor del té verde con arroz (1952) de
Yasujiro Ozu

Era un guion escrito durante la guerra y guardado a buen recaudo a causa de la censura de entonces, lo cual era una pena. Así que lo recuperé. En la primera versión el protagonista partía para la guerra, pero los tiempos han cambiado. Lo modifiqué, y en la nueva versión el protagonista se marchaba a Sudamérica. Con esto se debilitó el aspecto dramático de la historia, pero lo que yo quería transmitir era que en un hombre hay otras cualidades propiamente masculinas, aparte de las que normalmente miran las mujeres, como la belleza del rostro o el buen gusto. Pero creo que no lo conseguí.

Yasujiro Ozu
La poética de lo cotidiano
Traducción de Amelia Pérez de Villar

Carpas en un estanque devorando ávidamente el cebo que les echan unas jóvenes; oficinistas que juegan a pachinko al concluir su jornada laboral; conciliábulos de esposas indómitas; crisis matrimoniales, como consecuencia de una rutina insufrible, que se saldan con mucha sabiduría y un poco de arroz en su punto…

Desde su misma génesis, el hecho de que Ochazuke no aji fuese un antiguo proyecto reelaborado para adaptarlo a los nuevos tiempos terminaría condicionando la propia esencia de una película en la que hay algo que no acaba de convencer. Porque no es lo mismo irse a la guerra que irse a Montevideo, ni la floreciente sociedad nipona de principios de los cincuenta, algo más acomodada tras el período de ocupación estadounidense, daba el mismo juego en términos melodramáticos.



En realidad, y esto es una constante en la filmografía de Ozu, la película vuelve a plantear, por enésima vez, el conflicto generacional entre la vieja guardia, partidaria de mantener las tradiciones, y una nueva generación de mujeres pro occidentales que opta por rebelarse contra los dictados de la autoridad marital o paterna. De ahí que la díscola sobrina, ataviada con ropajes modernos (en oposición al perenne quimono de su tía), se niegue a aceptar un casamiento concertado que va en contra de sus principios de mujer independiente.

Por lo demás, El sabor del té verde con arroz contiene el consabido recital de planos desprovistos de presencia humana en los que el director se explaya mostrando los interiores de una estilizada vivienda japonesa, a la que convierte, como en la mayoría de sus filmes, sobre todo los últimos, en un "personaje" más de la trama. Quedarán para el recuerdo la escena en la que Chishû Ryû, secundario habitual en los repartos del maestro, se marca un número musical entonando una vieja tonada o el sobrio banquete doméstico mediante el que el matrimonio Satake intenta limar sus asperezas.


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Se que es imperdonable pero desconozco la obra de Ozu, aunque creo que un par de peliculas suyas si que he visto. Cuando leo todas estas reseñas en tu blog me acuerdo de esa pregunta tan clasica de ¿que te llevarias a una isla desierta? Yo lo tengo claro, peliculas, peliculas y mas peliculas...
    Magnifico el poster.
    Venga, saludos!

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    1. ¡Qué tal, Fran!

      Aunque pueda parecer una contradicción, desconocer una obra maestra es, al mismo tiempo, una suerte, ya que aún dispones de la oportunidad de experimentar el placer de descubrirla por vez primera.

      Y respecto a qué llevarse a una isla desierta, puede que vuelva a pecar de contradictorio, pero yo antes me llevaría un libro (que pelis ya he visto muchas en tierra firme...)

      Gracias por tu comentario y hasta pronto.
      Saludos,
      Juan

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