Título original: When the Wind Blows
Director: Jimmy T. Murakami
Reino Unido, 1986, 84 minutos
Cuando el viento sopla (1986) de Jimmy T. Murakami |
Infundado o no, el pánico a una eventual hecatombe nuclear ha dado pie a no pocas producciones cinematográficas, algunas de ellas tan estimables como ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (1964) de Kubrick o Juegos de guerra (1983) de John Badham. La que ahora nos ocupa se halla, probablemente, entre las más entrañables (si es que semejante adjetivo se puede aplicar a un tema a priori tan serio como la destrucción del planeta), quizá porque sus protagonistas eran una indefensa pareja de ancianitos británicos a quienes John Mills y Peggy Ashcroft pusieron voz.
Cómodamente instalados en la campiña inglesa, Hilda y Jim viven por completo ajenos a los tejemanejes del orden político internacional. Desconocimiento que, unido a lo avanzado de su edad, los convierte en seres vulnerables a expensas de lo que decidan los gobiernos de un mundo que parece haberse olvidado de ellos. De hecho, ni siquiera su hijo y su nuera se toman demasiado tiempo para ir a visitarlos... Sea como fuere, el bueno de Jim se hace con los folletos explicativos pertinentes y, amparándose en lo que le dicta su intuición, construye un sencillo refugio en el que, llegado el caso, él y su esposa puedan cobijarse.
En realidad, tanto Jim como Hilda ya saben lo que es sobrevivir a dos guerras mundiales, motivo por el cual sus conversaciones suelen girar en torno a personajes como Churchill, Hitler, Stalin y hasta el mismísimo Monty (1887-1976), a quien aún creen vivo. Bendita inocencia la de este matrimonio que, ocupado en que no les falte una taza de té que llevarse a los labios, se dispone a hacer frente, sin ser conscientes de ello, a la madre de todas las catástrofes: un cataclismo sin parangón en la historia de la humanidad del que les va a tocar ser testigos de excepción, quién sabe si los últimos...
Al margen de su candor naif, cargado de propaganda pacifista, When the Wind Blows destaca por una portentosa banda sonora a cargo, en su mayor parte, del ex Pink Floyd Roger Waters, pero en la que también brillan con luz propia las aportaciones de pesos pesados de la música como David Bowie (intérprete de la canción homónima que da título al filme) o los míticos Genesis de Phil Collins, que contribuyen con un tema instrumental titulado "The Brazilian".
Entrañable y terrorífica, más los segundo que lo primero. Excelente música, sí.
ResponderEliminarPor suerte, han pasado más de treinta años desde el estreno de la película y aún seguimos aquí para contarlo. Lo que ya no sabe nadie es hasta cuándo...
EliminarGracias por tu comentario, Fernando, y que pases buenas fiestas.
Saludos,
Juan
Que tal Juan!
ResponderEliminarRecuerdo que por aquel entonces andabamos todos a vueltas con esa zozobra. A decir verdad la tengo algo olvidada, el disco duro que llevo sobre los hombros da para lo que da...jeje
Ahora los peligros son otros. Triste y poco esperanzador la deriva que lleva todo el tema del medio ambiente.
Saludos!
Fueron los años del accidente de Chernóbil y los últimos coletazos de la Guerra Fría. Es cierto, como bien apuntas, que la temática ha quedado algo obsoleta, puesto que hoy "los peligros son otros". No obstante, el mensaje de la película, dado el deterioro del planeta, mantiene su plena vigencia.
EliminarGracias por tu comentario, Fran, y feliz entrada de año.