martes, 3 de septiembre de 2024

Sal gorda (1984)




Director: Fernando Trueba
España, 1984, 96 minutos

Sal gorda (1984) de Fernando Trueba


Un tipo que hace footing con las manos en los bolsillos sólo puede ser o un loco o un genio. El compositor Natalio R. Petrof (Óscar Ladoire) tiene algo, por no decir bastante, de ambas cosas, por lo que ya desde la primera escena queda suficientemente claro que todo lo que ocurra a partir de ese momento en torno a su persona adoptará sí o sí la forma de comedia transgresora.

Sal gorda (1984), tercer largometraje dirigido por Fernando Trueba tras Ópera prima (1980) y el documental Mientras el cuerpo aguante (1982), basa buena parte de su comicidad en el aplomo con el que los personajes, sobre todo su protagonista, el ya mencionado Natalio, sueltan los más soberbios disparates. Aparte de que la trama, de un humor absurdo tirando a intelectualoide, tampoco tiene desperdicio.



Un supuesto genio en la creación de hits superventas al que le exigen que componga todo un álbum en apenas unos días; un mánager al borde de un ataque de nervios; un quiosquero sumamente inspirado; una madre rusa que lloriquea a todas horas; un padre con peluquín, recién llegado de Bolivia; un Matisse falso; una novia psicoanalista que se fuga con otro psicoanalista, dejando al pobre Petrof compuesto y sin piano... La galería de secundarios parece surgida de la mente de algún lunático.

Dos generaciones de actores (los veteranos Paco Rabal, Luis Ciges o Narciso Ibáñez Menta, de la vieja guardia, frente a unos principiantes Resines, Sílvia Munt o Carmen Maura) se daban cita en una película rodada esencialmente en interiores, dado su carácter vodevilesco, y cuyo espíritu iconoclasta refleja la euforia que se vivía en el Madrid bullicioso y desprejuiciado de aquel entonces.

Cameo de Fernando Trueba...


4 comentarios:

  1. Momentos brillantes, junto a otros menos logrados.

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    1. Lo importante era pasarlo bien. Eso es al menos lo que transmite la película.

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  2. Aunque hace siglos que la vi, creo recordar que me pareció un tanto artificial, lejos de la frescura de "Ópera prima".

    Un abrazo.

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    1. Cierto, aunque, aun así, tiene momentos divertidos.

      Un abrazo.

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