domingo, 8 de septiembre de 2024

Obra maestra (2000)




Director: David Trueba
España, 2000, 115 minutos

Obra maestra (2000) de David Trueba


La escena inicial de Obra maestra (2000) marca el contraste entre fantasía y realidad que preside las vidas de sus protagonistas, Carolo (Pablo Carbonell) y Benito (Santiago Segura), dos cinéfilos frikis que aspiran a rodar una película con la mejor actriz española del momento. Aunque su carta de presentación ("juventud, frescura y una mirada nueva") no convencerá lo más mínimo a la arisca Amanda Castro (Ariadna Gil), quien los echa airadamente de su camerino. De modo que, a falta de otra alternativa, deciden secuestrarla...

Escatológico y voluntariamente cutre, el segundo largometraje que dirigía David Trueba plantea, sin embargo, una interesantísima reflexión de fondo a propósito de las servidumbres y sacrificios que comporta la fama. A este respecto, conforme avance la acción irá quedando cada vez más claro que tampoco hay tanta diferencia entre la diva consagrada, pero profundamente infeliz, y la pareja de pardillos que se proponen lograr el estrellato a su costa.



Comedia oscura, así pues, magníficamente fotografiada por Javier Aguirresarobe, cuyos personajes se empeñan, contra viento y marea, en seguir adelante con una aventura disparatada pese a la escasez de medios de la que disponen, lo cual convierte en pura heroicidad el proceso de rodaje de una cinta que acabará siendo de todo menos magistral.

Aparte de satirizar ciertos aspectos del cine español, siempre pendiente de subvenciones y milagros que subsanen las proverbiales estrecheces económicas de una industria raquítica, el guion de Trueba giraba también en torno a temas tan variados como la amistad que une a Benito y Carolo, más visionario el uno y ejecutante el otro, o la decadencia de una intérprete que, independientemente del gradual síndrome de Estocolmo que desarrolle hacia sus raptores, es sobre todo y por encima de todo víctima de las muchas adicciones que padece.



6 comentarios:

  1. Una comedia con algo amargo en ella.

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    1. Cierto. De hecho, contiene varios momentos que dan hasta un poco de mal rollo y todo.

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  2. En cualquier caso, se agradece el comentario sobre la pasión por hacer cine a toda costa, incluso sin medios. Casi se trata de un subgénero, con aportaciones tan brillantes como "Ed Wood" o "Bowfinger".

    Un abrazo.

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    1. También en la posterior "Rebobine, por favor", Michel Gondry seguirá un planteamiento remotamente similar.

      Un abrazo.

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  3. Curiosamente esta película coincide en el tiempo con otra de argumento semejante rodada por John Waters (ver: CECIL B. DEMENTE) aunque ambas tengan un tratamiento muy diferente del tema. En OBRA MAESTRA, reflexión crítica sobre la pasión con la que se vive y se hace el cine, hay un acercamiento a los personajes que oscila entre la caricatura cariñosa y el bofetón que ha de propinarse a una persona para devolverla del sueño a la realidad. De ahí que la película no sepa encontrar el tono y acabe defraudando las expectativas que inspiraba su título, pese a contener escenas magníficas como todas en las que interviene el personaje de Luis Cuenca.
    Un saludo.

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    1. Es curioso, porque a mí me recuerda también a "El coleccionista" (1965) de William Wyler, de la que ésta vendría a ser una especie de nueva lectura esperpéntica.

      Saludos.

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