domingo, 13 de agosto de 2023

La esperanza (1970)




Título original: Umut
Director: Yılmaz Güney
Turquía, 1970, 100 minutos

La esperanza (1970) de Yılmaz Güney


La que pasa por ser una de las joyas del cine turco ha arrastrado siempre el sambenito de su supuesto parecido con el neorrealismo italiano, probablemente porque los apuros a los que debe hacer frente su protagonista, un humilde cochero (y padre de familia numerosa) al que le matan accidentalmente uno de sus caballos, recuerdan en buena medida a los expuestos por De Sica en Ladri di biciclette (1948). Aunque, por esa regla de tres, tampoco sería descabellado comparar la crudeza de sus imágenes con la sordidez recreada por Buñuel en Los olvidados (1950). Sea como fuere, el caso es que Umut (1970) se inscribe en un contexto histórico en el que las cinematografías del tercer mundo irrumpieron con fuerza en el panorama internacional guiadas por un revolucionario afán reivindicativo.

Escrita, dirigida y protagonizada por el kurdo Yılmaz Güney (1937-1984), Umut denuncia la miseria de unas clases subalternas por completo alienadas cuya única esperanza pasa por ganar la lotería o desenterrar un fabuloso tesoro en mitad del desierto. Y así, pese a que Cabbar (Güney) hace acto de presencia en una manifestación obrera, optará finalmente por seguir las etéreas indicaciones de un imán que le promete hacerse rico excavando al pie de un árbol muerto.

Cabbar (derecha) con su inseparable amigo Hasan (Tuncel Kurtiz)


"Del pueblo soy y a él me debo": el lema del cineasta otomano se hace presente en cada fotograma de un filme que trasciende la ficción con la mira puesta en concienciar al espectador sobre la necesidad de organizarse para salir adelante. Lo cual convierte al pobre cochero, ciego en su delirio individualista, en una víctima de la superstición y la ignorancia.

Amargas tribulaciones que, en otro orden de cosas, establecen un triste paralelismo con la trayectoria vital del propio Güney, primero actor de prestigio y, más tarde, a fuerza de dirigir alegatos contra la pobreza que acabarían granjeándole la enemistad de las autoridades de su país, represaliado y encarcelado varias veces (la última por, supuestamente, asesinar a tiros a un juez). Huido de la prisión en el 81, obtuvo asilo político en Francia, adonde fallecería con apenas 47 años, víctima de un cáncer.



2 comentarios:

  1. La verdad es que tuvo una vida dura este hombre, todo un luchador que defenció sus ideales pesara quien pesase, jugándose literamente la vida.

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