jueves, 24 de agosto de 2023

Psiconautas, los niños olvidados (2015)




Directores: Pedro Rivero y Alberto Vázquez
España/Japón, 2015, 77 minutos

Psiconautas (2015) de P. Rivero y A. Vázquez


Un escenario postapocalíptico habitado por ratas que hurgan entre la basura de los vertederos en busca de preciados restos de cobre o que se reúnen formando peligrosas bandas; donde cachorros en edad escolar acosan a un zorrito indefenso y un niño pájaro que no habla intenta mantener a raya, mediante el consumo de estupefacientes, a los fantasmas que pueblan su mundo interior. Más que por un argumento coherente, la cinta de animación Psiconautas, los niños olvidados (2015) destaca por la fuerza visual de un universo sobrecogedor que previamente ya había servido de base para la novela gráfica homónima de Alberto Vázquez.

De entre los muchos temas que apunta la película, quizá el más remarcable sea el concerniente a un futuro distópico como consecuencia de alguna catástrofe nuclear. En ese aspecto, la trama bebe de referentes clásicos como pudieran ser Rebelión en la granja (1954) y el resto de fabulaciones orwellianas, tipo 1984, aunque también anticipa propuestas mucho más actuales, como, por ejemplo, la posterior Isla de perros (2018) de Wes Anderson. Y ya puestos a comparar y encontrarle parecidos más o menos razonables, tampoco sería muy descabellado reconocer la impronta de David Lynch en ese Birdboy y el resto de criaturas que pueblan tan singular espacio.



Asimismo, y en clave más simbólica, el componente animal de cuanto aquí acontece permitiría deducir una lectura crítica contra la acción humana sobre el planeta, finalmente colapsado tras infinitas crisis climáticas. De la misma manera que los comportamientos de estos personajes, desde el perro policía hasta las negras bandadas de pajarracos asesinos, traslucen actitudes muy propias del (indebidamente) denominado homo sapiens sapiens.

Por último, un evidentísimo elemento adolescente flota a lo largo de todo el relato, en especial en lo que se refiere a cuestiones vinculadas con la búsqueda y aceptación de la propia identidad o la lucha interna/externa contra todo tipo de factores amenazantes. De ahí, pues, el afán evasivo del trío protagonista —Dinki, Sandra y el ya mencionado Zorrito—, dispuestos en todo momento a huir en busca de horizontes más propicios. Una asfixiante sensación de hostilidad, por cierto, sobre la que Pedro Rivero, codirector y coguionista del filme, volvería a insistir cuatro años después en la estremecedora El hoyo (2019).



4 comentarios:

  1. Por lo que veo, multipremiada en unos cuantos festivales.

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    1. Sí, aunque eso, por desgracia, ya sabes que no siempre se traduce en que la película goce de la difusión que merecería.

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  2. Anduve dando una vuelta por todo lo último que reseñaste, ¡qué variopinto! Tanto en lo cronológico como en nacionalidades y estilos.
    Creo que necesito otra vida, para poder ver cine como se debe, como lo haces tú.

    Abrazos, querido amigo Juan

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    1. Y, sin embargo, no tenemos más que una vida, amigo Frodo...

      Gracias por pasarte y comentar.

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