domingo, 18 de julio de 2021

El amante bilingüe (1993)




Director: Vicente Aranda
España/Italia, 1993, 105 minutos

El amante bilingüe (1993) de Vicente Aranda


Una tarde lluviosa del mes de noviembre de 1975, al regresar a casa de forma imprevista, encontré a mi mujer en la cama con otro hombre. Recuerdo que al abrir la puerta del dormitorio, lo primero que vi fue a mí mismo abriendo la puerta del dormitorio; todavía hoy, diez años después de lo ocurrido, cuando ya no soy más que una sombra del que fui, cada vez que entro desprevenido en ese dormitorio, el espejo del armario me devuelve puntualmente aquella trémula imagen de la desolación, aquel viejo fantasma que labró mi ruina: un hombre empapado por la lluvia en el umbral de su inmediata destrucción, anonadado por los celos y por la certeza de haberlo perdido todo, incluso la propia estima.

Juan Marsé
El amante bilingüe

Se cumple un año del fallecimiento de Juan Marsé (1933-2020), el escritor al que no le gustaban las adaptaciones cinematográficas de sus novelas. Cosa hasta cierto punto lógica, teniendo en cuenta lo difícil, por no decir imposible, que resulta trasladar a la pantalla la compleja gama de matices de una obra literaria que gira en torno a temas tan escurridizos como la memoria o el encaje de la inmigración andaluza en Cataluña.

Un claro ejemplo de lo anterior sería El amante bilingüe (1993) de Vicente Aranda, insólita coproducción hispanoitaliana, protagonizada por Imanol Arias y Ornella Muti, a propósito del desdoblamiento de personalidad de un charnego que, tras ser abandonado por su esposa y sufrir un grave accidente que le desfigura la cara (en plan Fantasma de la Ópera), se ganará la vida como músico callejero hasta que su otro yo venga en su auxilio.

Faneca (Imanol Arias): la cicatriz de la frente posee la forma de los territorios de habla catalana


Tan intrincado planteamiento responde a factores de tipo personal que ya estaban presentes en el texto, donde Marés (evidente anagrama de Marsé) representaba la versión apocada de Faneca (apellido real del novelista antes de que éste fuera dado en adopción al poco de nacer). De ahí que en la ficción novelesca el perdedor sea fagocitado por un alter ego más brioso, único capaz de volver a seducir a la altanera Norma (Ornella Muti).

Ni que decir tiene que semejante argumento, repleto de cuestiones identitarias, con diálogos que alternan el castellano con algunas intervenciones en catalán, difícilmente podía ser captado en su plenitud fuera del ámbito estrictamente local. Así pues, realidades ajenas al resto de la Península, caso de la normalización lingüística o las deficiencias estructurales del Edificio Walden 7 (diseñado por el arquitecto Ricardo Bofill), deben ser entendidos como dardos contra los gerifaltes de lo que posteriormente se ha dado en denominar el Pujolismo. Claro que también se pueden obviar todos esos detalles y ver la película como la historia de un tipo dispuesto a hacer lo que haga falta con tal de recuperar a su mujer.



4 comentarios:

  1. Tiene unos cuantos momentos de cierta brillantez, algunos apoyados en los diálogos que se basan en el texto de Marsé, me pareció genial la llamada que hace el protagonista al departamento encargado de la normalización lingüística y al final, le pregunta que cómo se dice tubo de escape y Norma pregunta a sus compañeros, que se ven un aprieto y para salir del paso, uno de ellos responde: dile que se dice tub de fuita, en tanto otra chica aclara, mientras mira una especie de cartel: No, no, aquí dice tub d'escapament.

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    1. Para mi gusto, la novela es una de las más flojas de Marsé. Y lo mismo se puede decir de la película respecto a la filmografía de Vicente Aranda. Lo cual no es óbice, como señalas, para que puedan salvarse algunos destellos. En su momento llamó mucho la atención la imagen de Javier Bardem e Imanol Arias con un zapato colgado en el pene.

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  2. Hola Juan!
    Se que esto va a sonar raro, yo lo que mas recuerdo de la película es precisamente el detalle del zapato... Tenia pensado incluir una "anécdota" pero me la voy a ahorrar...
    Saludos!

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    1. De acuerdo, Fran: otro día nos la cuentas (o no).

      Saludos.

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