Título original: Tricheurs
Director: Barbet Schroeder
Francia/Alemania/Portugal, 1984, 94 minutos
Tramposos (1984) de Barbet Schroeder |
Trotamundos como es él, Barbet Schroeder acabaría recalando en la isla de Madeira para narrar la insólita relación entre Elric (adicto a la ruleta al que da vida el siempre atribulado Jacques Dutronc) y Suzie, rubia buscavidas, encarnada por Bulle Ogier, que se dejará arrastrar por la pasión ludópata de su amante. En cierta manera, su historia recuerda un poco a la que Jacques Demy relatara en La baie des anges (1963), sólo que aquí los roles se invierten, siendo él quien ejerce de seductor corruptivo, amén de que Tricheurs, como su propio título indica, tiene más de picaresca que de frenético melodrama romántico.
Ambientado en el célebre complejo hotelero diseñado por Niemeyer, el filme (adaptación del libro autobiográfico de Steve Baës, quien también colaboró en el guion e interpreta al director del establecimiento de juego) se enmarca en el trepidante subgénero de los "revienta" casinos, en la línea de las andanzas de Gonzalo García Pelayo, inmortalizadas por Eduard Cortés en The Pelayos (2012), aunque sin alcanzar el glamur en la saga Ocean's... de los Clooney, Damon y Pitt dirigidos por Steven Soderbergh.
Un simple paquete de tabaco esconde el enrevesado mecanismo mediante el que Suzie logra controlar a distancia (y a placer) la bola de la ruleta. El resto es pan comido, si no fuera porque los responsables del local enseguida desconfían de la inusual racha de buena suerte que parece acompañar a la pareja.
Y para que se note que se trata de una coproducción a tres bandas, además de alguna frase en portugués en boca del crupier y sus amigos, los compinches de los protagonistas reniegan en alemán, aparte de que Suzie y Elric volarán hasta Francia, adonde, con el dinero obtenido de sus fructíferas apuestas, sueñan retirarse en un vetusto castillo.
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