Título original: Die letzte chance / Dernière chance
Director: Leopold Lindtberg
Suiza, 1945, 113 minutos
La última oportunidad (1945) de L. Lindtberg |
Una huida angustiosa y agobiante, a través de los gélidos valles alpinos, en pos de la frontera suiza y al albur de lo que las circunstancias deparen: he ahí, en esencia, la sinopsis de Die letzte chance (1945), película de propaganda surgida, como tantas otras en aquel mismo período, de la factoría Praesens-Film con la clara voluntad de llamar la atención sobre las duras condiciones de vida que debían afrontar los miles de refugiados que se habían visto desplazados de sus respectivos países de origen con motivo de la conflagración mundial.
En ese aspecto, el convoy humano que integran los protagonistas posee un evidente valor metonímico en tanto que sus miembros, todos ellos de distintas nacionalidades, simbolizan el dolor de otros tantos expatriados en el mundo entero. Así pues, la mezcolanza de lenguas que se escucha a lo largo del filme (inglés, italiano, francés, alemán, holandés, serbocroata) no sólo invita a la fraternidad entre las víctimas, que se entienden sin mayor problema en el seno de esa babel bélica, llegando a cantar al unísono "Frère Jacques" (cada uno en su idioma), sino que pretende hacer visible la tragedia de tantísimos damnificados anónimos en el mundo entero.
También el rol que corresponde a cada uno dentro del grupo es bastante sintomático del papel que, en la vida real, las potencias aliadas se sentían en la obligación de desempeñar para vencer al nazismo. Así pues, dos oficiales británicos y un sargento norteamericano serán los encargados de liderar el cotarro, con el matiz, nada baladí, de que los tres habían sido, al igual que en la ficción, prisioneros de guerra que lograron asilo en Suiza. Y así, sucesivamente, el sacerdote (Romano Calò) es un remanso de paz y consuelo, sobre todo para los atribulados ancianos y niños que se van uniendo a la marcha; el científico-intelectual-erudito teutón obsesionado con preservar sus valiosos apuntes terminará por humanizarse, etc.
Por último, vale la pena señalar hasta qué punto las escenas rodadas en italiano poseen un innegable tono neorrealista, por ejemplo en el caso de la bella Tonina (Luisa Rossi), que lava sus trapos a orillas del lago como si tal cosa, o del carretero (Giuseppe Galeati), quien no sólo esconde a Halliday y Braddock en el interior de su tartana, sino que es capaz, gracias a su elocuencia, de convencer a los aduaneros fascistas de que no registren el interior, ya que, según dice, transporta mercancías para el Gobierno.
Hola Cinefilia!
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog por casualidad, he estado un buen rato dandole un vistazo a varias de las muchas entradas que tienes y he tomado nota de interesantes titulos que desconocia, esta en particular es una de ellas. Por cierto, ese plano en la nieve con la larga hilera de personas me recuerda a La quimera del oro en la que creo aparece una escena similar.
Lo dicho, magnifico el blog y sus contenidos, ya me ire pasando por aqui.
Saludos!
Pues nada, Fran: encantadísimo de tenerte como seguidor (yo también me acabo de dar una vuelta por tus blogs, en especial "El cine sin gafas"). Respecto a "La última oportunidad", fíjate que acabo de colgar el enlace de la peli por si te interesa verla. Y en cuanto a ese plano que te recuerda a "The Gold Rush", pues resulta que es el último de la peli y que tiene un alto valor simbólico. Aunque prefiero no hacerte spoiler.
EliminarEspero que éste sea el inicio de una gran amistad (virtual, por lo menos) y hasta pronto.
Saludos desde Barcelona.
Juan