domingo, 19 de mayo de 2024

Fulanita y sus menganos (1976)




Director: Pedro Lazaga
España, 1976, 94 minutos

Fulanita y sus menganos (1976) de Pedro Lazaga


EN UN LUGAR DE LA MANCHA, de cuyo nombre no quiero acordarme, fui parida por mi madre. Dicho esto, lo demás será coser y cantar. Porque para hacer un libro, lo único verdaderamente difícil es discurrir la primera frase que lo iniciará. Luego, todo es cuestión de ir añadiendo renglones, hasta rellenar las hojas en blanco que separan esta primera frase de la palabra «fin». Hablando mal y pronto: hay que echarle renglones al asunto. Y a mí, modestia aparte, renglones no me faltan...

Álvaro de Laiglesia
Fulanita y sus menganos (1965)

Debió de ser notable el éxito de Yo soy Fulana de Tal (1975) para que la factoría Lazaga se lanzase a una segunda entrega, de nuevo adaptando las andanzas del personaje creado por el humorista y escritor Álvaro de Laiglesia (1922-1981). Sólo que en esta ocasión el protagonismo recayó sobre Victoria Vera, quien se metía en la piel de Mapi un año después de que Concha Velasco ya hubiese interpretado a la intrépida meretriz.

A diferencia de lo que en aquella primera parte sucedía, donde toda la película era un larguísimo flashback, las retrospecciones fueron ahora fragmentarias, en la medida de que la joven va recordando algunos episodios relevantes de su muy ajetreada vida sentimental y profesional. Y así el espectador sabrá de clientes más bien torpes, como Jaime (Manolo Gómez Bur), caraduras de la talla de Manolo (Alberto de Mendoza), exóticos (caso de un peculiar jeque árabe forrado de petrodólares) y hasta de alta alcurnia como el Vizconde Pepe (Antonio Vilar).



Vicisitudes que, lejos de hundirla en la miseria, la harán cada vez más fuerte, hasta el extremo de acabar representando a España en un insólito "Congreso Europeo de Mujeres de Vida Fácil" que tiene lugar en la capital francesa. Y eso no es todo, sino que, además de deambular por los enclaves más turísticos de un París de postal, nuestra Mapi terminará intimando con un apuesto inspector de la Gendarmerie (Pedro Osinaga) que habla perfectamente castellano porque todos los años veranea en Benidorm.

Al margen de lo anticuado que resulte hoy en día el discurso sobre el que se sustenta Fulanita y sus menganos (1976), merece la pena, en cambio, llamar la atención a propósito de determinadas cuestiones, como pueda ser el particular empoderamiento avant la lettre de una mujer que, al inicio de la trama y ante las preguntas de un sacerdote entrometido con el que comparte vuelo, no duda en definirse a sí misma como feminista. Por no hablar del alegato final que se marca en plena asamblea de trabajadoras del ramo y de cuyas delegadas logra arrancar, por unanimidad, la admisión de su país en la "Comunidad Europea de Prostitutas" como miembro de pleno derecho. Curioso guiño cuando el ingreso de España en el Mercado Común era apenas un sueño que tardaría aún una década entera en hacerse realidad.

Mapi (Victoria Vera) sacándole la lengua a su pasado


6 comentarios:

  1. Otro producto del momento, si se quiere ser benévolo, puede acudirse a esos momentos que señalas como de cierto reconocimiento del cambio de papel de la mujer.

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    1. En realidad no hay tal cambio, sino el cinismo de equiparar "mujer liberada" con "prostitución". Aparte de una evidente ridiculización de las instituciones europeas.

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  2. Victoria Vera era muy guapa, eso sí.

    Un abrazo.

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    1. Lo era y lo es: no hace mucho la vi por televisión y lo cierto es que parece que los años no pasen por ella.

      Un abrazo.

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  3. ¡Santo Cielo! Qué lejos estaba este Pedro Lazaga de aquel director responsable de títulos tan reseñables como CUERDA DE PRESOS, TRAMPA PARA CATALINA, POSICIÓN AVANZADA y EL CÁLIDO VERANO DEL SR. RODRÍGUEZ.
    Un saludo.

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    1. Fue un director muy prolífico y, por tanto, su filmografía contiene un poco de todo. Aunque no cabe duda de que por esta película en concreto no pasará precisamente a la historia del cine.

      Saludos.

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