domingo, 26 de mayo de 2024

Doña Perfecta (1951)




Director: Alejandro Galindo
Méjico, 1951, 115 minutos

Doña Perfecta (1951) de Alejandro Galindo


Pepe Rey se encontraba turbado y confuso, furioso contra los demás y contra sí mismo, procurando indagar la causa de aquella pugna entablada a pesar suyo entre su pensamiento y el pensamiento de los amigos de su tía. Pensativo y triste, augurando discordias, permaneció breve rato sentado en el banco de la glorieta, con la barba apoyada en el pecho, fruncido el ceño, cruzadas las manos. Se creía solo.

Benito Pérez Galdós
Doña Perfecta (1876)

El hecho de que la acción de Doña Perfecta (1951) transcurra en una ciudad llamada Santa Fe y no en la imaginaria Orbajosa, como ocurría en el texto original, contribuye a darle a la historia un nuevo enfoque al situarla, tal y como advierten los títulos de crédito iniciales, "en el México del último tercio del siglo XIX". Aunque no se trata del único cambio significativo respecto a la novela, ya que don Inocencio (Julio Villarreal) tampoco es ahora el párroco del lugar ni la protagonista, magistralmente interpretada por Dolores del Río, es viuda, sino que don Cayetano (Rafael Icardo) pasa a ser su servicial marido.

Lo que sí se mantiene intacto es el contraste entre dos formas diametralmente opuestas de entender la realidad, siendo la cerrazón de los sectores más retrógrados la que termina dictando sentencia contra un joven ingeniero cuyo único pecado consiste en poseer ideas liberales y progresistas como consecuencia de haberse educado en Europa. Sin embargo, quien conozca de primera mano la obra observará enseguida que cualquier atisbo de anticlericalismo ha sido convenientemente eliminado de la película.



Tanto es así que la puesta en escena de Alejandro Galindo, lejos de insistir en la carga ideológica que tanto interesaba a Galdós, incide mucho más en los elementos melodramáticos de la trama, por lo que la relación sentimental entre Pepe Rey (Carlos Navarro) y su prima Rosarito (Esther Fernández) adquiere mayor relevancia a nivel narrativo. Asimismo, la figura de doña Perfecta, personaje frío y calculador donde los haya, posee una dimensión todavía más intrigante, si cabe, en el marco de una ciudad de provincias donde no hay hilo que ella no mueva.

De todo lo cual se deriva una producción, cuidadosamente filmada en blanco y negro en los míticos estudios Churubusco-Azteca, cuyo marcado acento teatral no impide que el desenlace, con la cámara en escorzo y en pleno vendaval nocturno, alcance una arrebatadora intensidad escénica, en clave cristiana (con la protagonista de rodillas frente al altar), a la altura de las grandes tragedias. Unas palabras de Galdós aparecen entonces sobreimpresas en pantalla: "Es cuanto por ahora podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son...".



4 comentarios:

  1. El retrato de un lobo con piel de cordero.

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    1. El nombre del personaje, doña Perfecta, ya pone de manifiesto el carácter rígido e intransigente del mismo.

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  2. Dolores del Río y la historia adaptada de una obra de Galdós ya son buenos elementos para que la película atraiga. Precisamente, llevo ya un tiempo leyendo los Episodios Nacionales, así que todo lo que tenga que ver con el escritor canario me resulta interesante.
    Saludos.

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    1. Aquí, en realidad, se traiciona por completo el espíritu del texto galdosiano, ya que, como indico en la entrada, desaparece cualquier atisbo de crítica al estamento eclesial. Aun así, puede considerarse un notable melodrama.

      Saludos.

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