sábado, 29 de mayo de 2021

No dispares contra mí (1961)




Director: José María Nunes
España, 1961, 80 minutos

No dispares contra mí (1961) de José María Nunes


Un cierto sabor a Nouvelle Vague se deja sentir ya desde los primeros compases de No dispares contra mí (1961), semejanza que la efusiva banda sonora jazzística compuesta por Josep Solà contribuye a aumentar enormemente. Sin embargo, Nunes confesaba no haber visto aún ninguna película perteneciente a dicha escuela cuando la dirigió. Muy al contrario, habrían sido los productores Enrique Esteban y Germán Lorente quienes, tras regresar impactados del Festival de Cannes, encargaron al director la realización de algo que pudiera competir con las nuevas tendencias surgidas del cine francés.

Harto de la insistencia, y después de que le rechazasen un guion original suyo, titulado La sonrisa del cuarto creciente, parece ser que el propio Nunes se plantó en las oficinas de la productora con unas cuantas novelas baratas bajo el brazo para que fuesen los responsables de la misma quienes eligieran aquella que mejor se ajustaba a sus propósitos. Y con las dos o tres seleccionadas, todas ellas escritas por el muy prolífico Donald Curtis, pseudónimo de Juan Gallardo Muñoz (1929-2013), se elaboraría finalmente la base argumental de la película.



En términos generales, No dispares contra mí responde a los parámetros del cine policíaco que estaba por aquel entonces tan en boga, si bien es cierto que el cineasta de origen portugués sabe dotar al conjunto de una frescura inédita hasta la fecha en la anquilosada industria cinematográfica barcelonesa. El mismo protagonista, un joven de buena familia llamado David (Ángel Aranda), pone de manifiesto una desazón vital que entronca de pleno con los postulados del existencialismo. Así pues, no dudará en confesarle a su compañera de viaje: "Soy uno de esos que ha equivocado la época en que ha nacido y no sabe comprender el mundo. O tal vez el mundo se empeña en no comprenderle a uno..."

Nunes está ya a un paso de las personalísimas experimentaciones que van a marcar su posterior filmografía. De ahí que no dude en saltarse las convenciones del género en el que supuestamente se enmarca la historia para situar al frente del relato una huida en un coche robado en cuyo maletero se halla el cadáver del marido de su antigua amante (Lucile Saint-Simon). Habrán transcurrido diez minutos de metraje, tras ese clímax inicial, cuando comiencen unos títulos de crédito que ya nadie esperaba. Atípica forma de arrancar una road movie no menos inclasificable.



10 comentarios:

  1. Es poco lo que conozco de cine de España. Ésta se ve que es interesante.

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    1. Lo es, Alejandro: tanto la película como el director. Puedes juzgar por ti mismo si clicas sobre el enlace que incluyo en la entrada.

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  2. Otra interesante película y, también, olvidada hoy en día.

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    1. Más que "olvidada", yo diría que eclipsada por otros títulos más emblemáticos de la filmografía de Nunes.

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  3. Hola Juan, me viene sucediendo lo mismo que en las últimas tandas de reseñas tuyas. Sigo sin poder aportar, pero me voy con un pantallazo del cine que te gusta.

    Abrazos

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    1. Hola, Frodo:

      Pues te digo lo mismo que a Alejandro: aprovecha los enlaces que incluyo en estos últimos posts y así podrás hacerte una idea a propósito de estas películas. ¿Quién sabe? A lo mejor hasta encuentras inspiración para un cuadro.

      Un abrazo.

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  4. Aunque no todo su cine me guste, siento especial simpatía por Nunes. Creo que era un espíritu creativo libre, quizá un poco así como el narrador de “Mañana”.

    Saludos.

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    1. Fue un tipo entrañable, capaz de contagiar su vehemencia a todo aquel que estuviese a su alrededor. "Mañana", precisamente, es una de mis películas favoritas de todos los tiempos.

      Saludos.

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  5. Hola Juan!
    Siempre descubro nuevas películas contigo. Sera cuestión de buscar información, pero, ¿es posible que hace años se rodasen mas películas que ahora?
    Saludos!

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    1. Por descontado que sí, Fran: piensa que los costes de producción eran menores y que, además, los estudios trabajaban en cadena. Por si no fuera poco, al no haber otros canales de consumo (internet, televisión) el cien por cien de lo que se rodaba eran películas destinadas a ser exhibidas en salas comerciales. Hoy en día, muchos de aquellos filmes de serie B se concebirían directamente como espacios televisivos destinados a cubrir la demanda de las cadenas generalistas o incluso de las plataformas.

      Saludos.

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