Título original: The Descendants
Director: Alexander Payne
EE.UU., 2011, 115 minutos
Los descendientes (2011) de Alexander Payne |
Lo que podría haber sido un crudo y convencional drama lacrimógeno (la historia de una esposa y madre de familia en coma irreversible) adquiere, sin embargo, en manos de Alexander Payne, un enfoque muchísimo más humano que efectista. Y es que, a todos los efectos, The Descendants (2011) posee ese toque único que el director de la gélida Nebraska (el Estado, además de la película de idéntico título) supo aclimatar aquí al tórrido ambiente de las islas hawaianas.
Por otra parte, la presencia estelar de George Clooney, en un papel alejado de su imagen habitual de galán maduro, contribuye a hacer más atractiva la figura de un padre inexperto al que, de repente, le cae en suerte el cuidado de dos hijas, de 10 y 17 años, respectivamente, nada fáciles de llevar. Pero a medida que avanza la acción ocurre el "milagro" y uno y otras, más el niñato Sid (Nick Krause) como nota discordante, acabarán formando un curioso equipo en busca de algo o de alguien que pudiera arrojar un poco de luz sobre las muchas incógnitas que agobian al cabeza de familia.
Al mismo tiempo, la película encierra una profunda reflexión de fondo, ya presente en la novela homónima de Kaui Hart Hemmings en la que se basa el guion, en torno a los vínculos entre los descendientes de una antigua estirpe local y la tierra de sus ancestros. De ahí la importancia que adquiere el protagonista como depositario de un cuantioso patrimonio con el que su prolija parentela de primos quisiera llevar a cabo una provechosa inversión inmobiliaria.
La importancia de preservar el medio ambiente se erige, pues, como un claro paralelismo en consonancia con la idea de mantener unida a la familia pese a las adversidades que pudieran debilitarla. Planteamiento que concuerda plenamente con el plano final de los personajes arropados frente al televisor bajo la misma manta que había pertenecido a la madre.
La dejé pasar en su momento, quizá sea momento de recuperarla.
ResponderEliminarSiempre merece la pena recuperar las películas de un gran cineasta como Alexander Payne.
EliminarUna película espléndida que, me temo, no fue bien comprendida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Probablemente: el hecho de contar con una estrella mainstream como George Clooney suele acarrear ese tipo de inconvenientes.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarVi esta el fin de semana.
Me gustó, no tanto como "Entre Copas", pero me emocionó y te deja pensando. Yiene un giro cuando descubre quién es realmente Brian Speer.
También me resultó interesante lo que me marcaste con otros films de Payne: el otro lado de la sociedad estadounidense. Las escenas en que muestra cómo viven muchos en Hawaii, que no es todo surf y hula aloha
Abrazos!
A mí tampoco es de las que más me gustan de su filmografía, aunque el toque Payne, siempre genial, está igualmente presente.
EliminarUn abrazo, Frodo.