Directora: Pilar Távora
España, 1998, 118 minutos
Yerma (1998) de Pilar Távora |
No, vacía, no, porque me estoy llenando de odio. Dime: ¿tengo yo la culpa? ¿Es preciso buscar en el hombre al hombre nada más? Entonces, ¿qué vas a pensar cuando te deja en la cama con los ojos tristes mirando al techo y se da media vuelta y se duerme? ¿He de quedarme pensando en él o en lo que puede salir relumbrando de mi pecho? Yo no sé, ¡pero dímelo tú, por caridad!
Federico García Lorca
Yerma (1934)
Se representa estos días en el Teatre Lliure de Barcelona, con gran éxito de crítica y público, un montaje de Yerma bajo la dirección de Juan Carlos Martel. Ocasión óptima, pues, para revisar la adaptación cinematográfica de la que ese mismo texto ("poema trágico en tres actos y seis cuadros") fue objeto en 1998 con motivo del centenario del nacimiento de Lorca. Y lo cierto es que poco se puede objetar a la excelente interpretación de un reparto en el que sobresalían nombres de la talla de Juan Diego e Irene Papas. Asimismo, Aitana Sánchez-Gijón estaba de lo más convincente en su papel de madre frustrada.
No obstante, la lectura llevada a cabo por Pilar Távora adolece de dos inconvenientes bastante habituales a la hora de traducir en imágenes el universo lorquiano. Por una parte, la puesta en escena, incluyendo la dicción de los intérpretes, remite a un andalucismo de postal que es ya prácticamente un tópico cada vez que se adapta cualquier texto del autor granadino. Lo cual no deja de ser una contradicción si se tiene en cuenta el carácter universal de una obra en la que apenas hay indicaciones precisas sobre el espacio en el que transcurren los hechos. Por otro lado, y este es un vicio en el que incurren no pocas producciones españolas, uno tiene la impresión, con demasiada frecuencia, de que lo que está viendo no sería tanto cine, sino más bien teatro filmado.
En cualquier caso, el mensaje profundamente revolucionario de los diálogos merece la pena por sí solo. Como cuando la vieja pagana (Irene Papas) deja caer aquello tan contundente de "A mí no me ha gustado nunca Dios. ¿Cuándo os vais a dar cuenta de que no existe?" O la no menos subversiva visión del matrimonio que deja entrever aquella muchacha de apenas diecinueve años al apostillar: "¿Qué necesidad tiene mi marido de ser mi marido? Porque lo mismo hacíamos de novios que ahora."
Por lo demás, el toque flamenco que aporta la música de Vicente Sanchís viene intensificado por la concepción dramática de los cantes a cargo de la propia directora, así como la interpretación de los mismos en la voz de Macarena Giráldez. De modo que la impresión de conjunto, debido además a las localizaciones en diversos enclaves de las provincias de Huelva y Sevilla, se halla más cercana, quizá sin proponérselo, de una concepción artística tradicional o folclórica (subvencionada por la Junta de Andalucía y Canal Sur Televisión) que no del verdadero talante transgresor que quiso imprimirle a su heroína García Lorca.
Parece increíble que los textos de Federico y sus entornos sean tan modernos y que un hombre supiera penetrar de aquella forma en el sentimiento de algunas almas femeninas, no es solamente esa especie de sensibilidad de la que carecen, va más haya, este hombre tenía un don, por eso cada vez que me acerco a él a través de su obra, se me saltan las lágrimas pensando en la salvajada que hicieron segando una vida que a saber lo que nos podía haber regalado aún de haber tenido la posibilidad de seguir con su obra. ¡Una tragedia! Además de a un hombre mataron la cultura y la sensibilidad de uno de los mejores.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu comentario. Como dice ese mural que durante estos días algunos pretenden censurar en un pueblo de la provincia de Castellón: "La única patria digna de este país aún sigue en cunetas".
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarÚltimamente me tengo que frotar los ojos en mi lectura diaria de la prensa. A veces me pregunto como hemos llegado hasta aqui, esa noticia que mencionas es uno de los muchos ejemplos de esta preocupante deriva.
En cuanto a la dicción, ya se que tu comentario va por otro lado pero a mi me sorprende lo mucho que se queja la gente precisamente sobre eso, creo que el doblaje ha provocado la relajación del oído.
Saludos!
Bueno, yo me refería más bien al acento andaluz, que en ocasiones (sobre todo cuando se trata de intérpretes que no lo son, como Aitana) suena un poco impostado.
EliminarSaludos.