Título en español: ¡Fuego!
Director: Gian Vittorio Baldi
Italia, 1968, 84 minutos
Fuoco! de Gian Vittorio Baldi |
Día de fiesta con pasacalles y cohetes en una pequeña localidad italiana. Los lugareños sacan a pasear en volandas la imagen de su Madona. Pero, de repente, la algarabía se ve bruscamente interrumpida por los disparos de un francotirador que se ha atrincherado en uno de los edificios colindantes. Las balas, que dispersan a la concurrencia aterrorizada, impactan incluso sobre la cara de la Virgen... Arranque admirable el de Fuoco! (1968), pequeña joya relativamente olvidada que escribió y dirigió el no menos desconocido (por lo menos aquí en España) Gian Vittorio Baldi (1930-2015).
Sin apenas diálogo, más allá de lo que le dicen desde el exterior los carabinieri y algún que otro reportero ávido de declaraciones exclusivas, la acción transcurre dentro de la vivienda del autor de la masacre, un individuo hosco que no atiende a razones y al que la integridad física de su mujer, su suegra y su hija de pocos meses, retenidas en el interior junto a él, parece que le trae sin cuidado. De hecho, no llegamos a saber en ningún momento cuáles son las motivaciones que han llevado a Mario (Mario Bagnato) a tomar la determinación de acumular en casa tal cantidad de armas.
¿Es un loco? ¿Es un revolucionario? ¿Tal vez las dos cosas? En todo caso, lo que salta a la vista enseguida es la ausencia de comunicación (con la salvedad de la nana que la madre le canta a la pequeña) entre los miembros de una familia cuyo bienestar ha quedado definitivamente truncado por el arrebato autodestructivo de un hombre al que ni siquiera el llanto de su niña es capaz de aplacar. Como insistentes son los ruegos de unos policías que adoptan el tono más conciliador posible para ver si el tal Mario se ablanda y acaba entregándose.
Reivindicada por el cineclubismo italiano, que la presentó el pasado octubre en la Filmoteca de Catalunya, la cinta se presta a diversas interpretaciones, todas ellas tan incendiarias como su propio título y hasta el año en el que se rodó. A este respecto, la opción de la lucha armada por parte de una clase obrera en rabiosa rebeldía contra el Estado convive con otra lectura más atávica: la del individuo sobrepasado por sus instintos que, al sentirse acorralado (al parecer, Mario se ha quedado en paro), arremete contra lo establecido, ya sea la sociedad o la institución familiar.
Un argumento muy provocativo.
ResponderEliminarSumamente perturbador.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarPues un descubrimiento por partida doble, ni sabia de esta pelicula ni tampoco de su director.
En cuanto vi esa curiosa imagen de la virgen y el impacto del disparo me acorde de "Terminator ", cuando le disparaban al malo y se regeneraba era un efecto muy parecido.
Saludos!
Desde luego, eso de disparar contra los símbolos religiosos resulta tan impactante que no deja a nadie indiferente. Para mí esta película ha sido toda una revelación, así que te la recomiendo.
EliminarSaludos.