domingo, 16 de julio de 2023

La vida de nadie (2002)




Director: Eduard Cortés
España, 2002, 103 minutos

La vida de nadie (2002) de Eduard Cortés


Construir toda una existencia alrededor de una invención parece tarea exclusivamente reservada para los narradores o los espías. Sin embargo, el protagonista de La vida de nadie (2002) ha logrado llevar muy lejos una compleja ficción que tiene encandilado a todo su entorno y según la cual Emilio Barrero Sánchez (José Coronado) sería un reputado economista del Banco de España, experto en inversiones y centro de una envidiable red de influencias entre las más altas esferas. Sólida doble vida, por lo menos en apariencia, pero que, no obstante, comenzará a resquebrajarse a partir del momento en el que el "modélico" padre de familia se enamore de Rosana (Marta Etura), la canguro de los niños.

Más que una simple película a propósito de un mentiroso compulsivo, el verdadero mérito de la ópera prima de Eduard Cortés reside en cómo acierta a captar la credulidad de los demás, dispuestos a tragarse el cuento de hadas que Emilio les ofrece porque ello les permite, a su vez, sentirse realizados. Así pues, la abnegada esposa (Adriana Ozores), inmersa en la ilusión de la familia feliz, da por buenas las evasivas de un marido que nunca le deja que vaya a visitarlo a su puesto de trabajo; los familiares y amigos, cegados por la codicia, esperan enriquecerse cediéndole sus ahorros para que especule con ellos; la amante, ingenua e impresionable, cree haber encontrado al hombre de sus sueños, intercesor, además, para que le concedan una cuantiosa beca de estudios. Incluso Sergio, el peque de la casa, está convencido de que su papá es todo un héroe.



Libremente inspirado en el caso del francés Jean-Claude Romand, quien engañó durante casi dos décadas a sus familiares antes de terminar asesinándolos, el guion del propio Cortés y su colaborador habitual Piti Español suaviza el desenlace al tiempo que introduce pequeños guiños que conectan la trama con la realidad. Por ejemplo a través del señuelo de Fabián Estapé y su libro de memorias Sin acuse de recibo (Plaza y Janés, 2000). O más a nivel anecdótico cuando, al revisar una antigua orla de licenciados, Emilio menciona a un "gamberro" llamado José Luis Alcaine, nombre del prestigioso camarógrafo que se encargó también de la dirección de fotografía en esta película.

Sea como fuere, lo cierto es que esta misma historia, tan asombrosa como verídica, dio pie por aquel entonces, con pocos años de diferencia, a otros dos filmes, ambos franceses: El empleo del tiempo (L'emploi du temps, 2001) de Laurent Cantet y El adversario (L'adversaire, 2002) de Nicole Garcia.



7 comentarios:

  1. Una buena película. Coronado borda el papel y la historia y el retrato social implícito resultan muy inquietantes.

    Un abrazo.

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    1. Ciertamente. Aunque el afán competitivo de nuestra sociedad puede conducir a casos extremos como el del protagonista de esta película.

      Un abrazo.

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  2. En más ocasiones de las que parece, vemos solo lo que queremos ver.

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  3. Hola Juan!
    No he vuelto a verla desde su estreno, pues va a ser buena idea darle de nuevo al play, me gusto mucho en su momento.
    Saludos!

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    1. Es una película muy bien planteada, contada con inteligencia. Quienes la escribieron sabían lo que se traían entre manos.

      Saludos.

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  4. En efecto, como apuntas en el post, la trama de la película está libremente basada en un hecho real acaecido en Francia en 1993 (affaire que a su vez inspiró el rodaje casi simultáneo de tres películas muy diferentes, las francesas EL EMPLEO DEL TIEMPO de Laurent Cantet y EL ADVERSARIO de Nicole García y la española que ahora comentamos).
    La cinta de Eduard Cortés me parece uno de los ejercicios más rigurosos e impresionantes del cine español de las últimas décadas. Un guión perfecto y despiadado, una desasosegante puesta en escena de gran contundencia y exactitud, imágenes que nos muestran la patética huida hacia adelante de este hombre que no sabe ver la creciente velocidad que va adquiriendo su descenso. Apenas puede ya controlar y esquivar los obstáculos que van surgiendo ni amortiguar las vibraciones que acabarían derrumbando el precario equilibrio de ese ya gigantesco castillo de naipes que es su (falsa) vida. ¿Se puede engañar siempre a todos? El director de esta película apuntaba: “la desmesurada importancia que le damos a las apariencias nos ha hecho extraordinariamente vulnerables al engaño”.
    A destacar, también, las sensacionales composiciones a cargo de José Coronado y Adriana Ozores.
    Un saludo.

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    1. La película es impecable, en efecto. Y, sin embargo, su director, Eduard Cortés, no ha gozado de una trayectoria acorde con ese talento, sino que ha venido trabajando regularmente para la televisión. De lo cual se deduce que en este país no basta con ser muy bueno en lo tuyo. Por lo menos en lo que a la industria cinematográfica se refiere.

      Saludos.

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