martes, 18 de julio de 2023

El adversario (2002)




Título original: L'adversaire
Directora: Nicole Garcia
Francia/Suiza/España, 2002, 129 minutos

El adversario (2002) de Nicole Garcia


De las tres películas basadas en el fatídico affaire Romand (aquel ciudadano francés que asesinó a los miembros de su familia justo antes de que se descubriera que había estado llevando una doble vida durante casi veinte años), L'adversaire (2002) es, sin lugar a dudas, la más truculenta de todas ellas. Entre otras cosas porque su directora, la también francesa Nicole Garcia, se ciñó con bastante fidelidad, a diferencia del enfoque un tanto libre que adoptaron, respectivamente, Laurent Cantet en L'emploi du temps (2001) y Eduard Cortés en La vida de nadie (2002), a los hechos descritos en la novela homónima de Emmanuel Carrère.

A este respecto, la cinta que nos ocupa presenta al protagonista (interpretado por Daniel Auteuil) como un hombre que rezuma tristeza. De lo cual se deduce que no le mueve tanto la vanidad, sino el temor de defraudar las expectativas que los demás han ido depositando sobre él. De ahí la lucha interna de quien se debate entre admitir su fracaso o bien preservar a toda costa la reputación de triunfador que se le presupone.



Valiéndose de una estructura con continuos saltos temporales, la acción transcurre alternativamente entre un pasado inmediato donde se prefiguran los hechos y el presente lamentable en el que se consuma la tragedia. Días grises de un individuo que se hace pasar por funcionario de la Organización Mundial de la Salud mediante un frágil sistema de equilibrios que tarde o temprano acaba saltando por los aires. Como la confianza de la esposa crédula (Géraldine Pailhas) o la de los familiares y amigos que le confiaron sus ahorros para que los invirtiese en Suiza.

Entre ese círculo de íntimos se halla el fiel Luc (François Cluzet), pero también una amante desquiciada (Emmanuelle Devos) con cuyas declaraciones a la policía se puede ir completando el rompecabezas de una trama construida en torno a una mentira. Y cuando se precipiten los acontecimientos y Jean-Marc (Auteuil) ejecute la sentencia final que se ha ido cociendo a lo largo de todo el relato (con confesión filmada en vídeo incluida) se materializará ante los ojos del espectador una atrocidad que pudiera recordar a la plasmada por Haneke en El séptimo continente (1989).



4 comentarios:

  1. La verdad es que el argumento resulta atractivo, no me extraña que haya dado para tanto.

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    1. Creo que hubo algo de oportunismo por parte de los productores, que se apresuraron a adaptar una historia que había conmocionado a la opinión pública.

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  2. Hola Juan!
    Vaya, no estaba al tanto de que ese caso hubiese generado estas películas. Me pregunto si ante este tipo de casos los responsables de la película tienen carta blanca o de lo contrario los familiares pueden poner algún tipo de pega legal.
    Siempre agradecido por estos descubrimientos que nos traes.
    Saludos!

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    1. Ya lo creo que pueden oponerse. Por eso los guionistas suelen introducir cambios que marquen distancia respecto a los hechos reales.

      Saludos.

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