viernes, 30 de septiembre de 2022

Lunas de hiel (1992)




Título original: Bitter Moon
Director: Roman Polanski
Francia/Reino Unido, 1992, 139 minutos

Lunas de hiel (1992) de Roman Polanski


Sería muy fácil cargarse de un plumazo una película como Bitter Moon (1992) alegando que se trata de un bodrio, una sarta de situaciones disparatadas unidas por el nexo común de un erotismo tan vulgar como rancio. Sin embargo, cabría también la posibilidad de hacer un esfuerzo para ponerse en la piel de Polanski e intentar comprender qué debió de pasar por su cabeza cuando, a principios de los noventa, decidió embarcarse en semejante proyecto.

Tal vez pudiera aducirse en su descargo que la inmensa mayoría de directores sufren algún que otro traspiés a lo largo de sus respectivas carreras. O que el cine que se llevaba por aquel entonces, infectado de una cierta morbosidad no exenta de atractivo para el público menos exigente, tampoco distaba gran cosa de cintas como ésta. ¿O acaso Instinto básico (Basic Instinct, 1992) no se había estrenado apenas unos meses antes precedida de la habitual controversia que suele rodear a este tipo de producciones?



Sea como fuere, lo cierto es que la historia de estos dos matrimonios que coinciden en el mismo barco durante un crucero en alta mar carece por completo de credibilidad. En ese aspecto, ni la turbulenta relación entre Oscar (Peter Coyote) y Mimi (Emmanuelle Seigner) ni la sobriedad británica de Fiona (Kristin Scott Thomas) y Nigel (Hugh Grant) responden a un patrón mínimamente verosímil. Así pues, en el primer caso asistimos a la típica escalada de experiencias truculentas de un amour fou, donde ella y él interpretarán, sucesivamente, el rol de dominante y dominado. En cambio, sus compañeros de viaje van a ver alterada la teórica paz conyugal de la que gozaban hasta la fecha a medida que Nigel se deje seducir por los relatos del escritor inválido y la voluptuosidad que desprende su bella esposa.

En definitiva, y ahora que se cumplen treinta años exactos del estreno del filme, adaptación de la novela homónima de Pascal Bruckner, quizá resulte más sencillo valorar en su justa medida los excesos de una trama tirando a folletinesca a la que el paso del tiempo no le ha sentado especialmente bien. De hecho, vista hoy en día se asemeja más a una comedia bufa o incluso a una parodia en clave parisina de determinados clichés en torno a la pasión amorosa.



6 comentarios:

  1. Puede que las situaciones resulten un tanto excesivas pero, en todo caso, son consecuentes con una trama sobre vampirismo sexual que, a mí, me parece fascinante. Por una vez vamos a estar en desacuerdo. Yo la tengo entre mis preferidas del director.

    Un abrazo.

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    1. Por supuesto, sólo faltaría: para gustos colores. Aun así, ¿cuánto tiempo hace que la viste por última vez? Lo digo porque, a veces, uno guarda un recuerdo muy grato de una película y se lleva un desengaño al revisarla al cabo de los años. En cualquier caso, a mí personalmente ya no me convenció en su primer visionado, hace de esto bastante tiempo.

      Un abrazo.

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  2. Película extraña en la filmografía del franco-polaco. Aún los críticos se preguntan qué pudo pasar por su cabeza para decidirse a rodar este film.

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    1. Supongo que en aquel contexto debía verse como un argumento muy natural.

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  3. Hola Juan!
    Es de esas películas que jamás he vuelto a ver, no me causo un especial entusiasmo en su momento.
    Saludos!

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    1. Es que es muy de los noventa. Por eso se ve ya tan desfasada.

      Saludos.

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