viernes, 9 de septiembre de 2016

El incinerador de cadáveres (1969)




Título original: Spalovač mrtvol
Director: Juraj Herz
Checoslovaquia, 1968-69, 95 minutos

El incinerador de cadáveres (1968) de Juraj Herz

Una pesadilla necrófila y kafkiana o, en palabras de su director (el eslovaco Juraj Herz), "tragedia de un hombre cuya ideología política destruye todo sentimiento humano en su interior." En todo caso, y al margen de la etiqueta que se le adjudique, Spalovač mrtvol no puede dejar indiferente a cualquiera que ame realmente el cine. Porque la fuerza de sus imágenes aúna a la vez el terror con la sátira política, en lo que supone una inquietante lectura de la irrupción del nazismo en la sociedad checa de finales de los años treinta.

En ese orden de cosas, el Kopfrkingl que compone Rudolf Hrusínský destaca por un sibilino coqueteo con la muerte: su forma de peinar cuidadosamente tanto a cadáveres como a víctimas inminentes, acción que siempre remata llevándose el peine a sus propios cabellos, pone de manifiesto que nos encontramos ante una turbadora encarnación del mal a pesar de su sonrisa beatífica.



En la consecución de dicha atmósfera juega un papel decisivo la música que para la ocasión compuso Zdeněk Liška (1922–1983), autor de una partitura de turbadora belleza, remotamente evocadora del Lakmé de Léo Delibes, y que concede a orquesta, coro y soprano el papel de presentar a la muerte como una "liberación".

Basada en la novela homónima de Ladislav Fuks, a nivel visual (tal vez por la filiación kafkiana de ambas) El incinerador de cadáveres plantea algunas similitudes con la versión de El proceso que Orson Welles filmara seis años antes. La diferencia, sin embargo, estriba en el hecho de que Herz se atreve a ir todavía más allá, en lo que supone un intento de análisis de la génesis del mal que se avanza varias décadas a planteamientos tipo Haneke.

Juraj Herz

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