viernes, 26 de julio de 2019

El payaso y el Führer (2007)




Título original: El pallasso i el Führer

Director: Eduard Cortés
España, 2007, 95 minutos

El payaso y el Führer (2007) de Eduard Cortés


Soy el payaso, y mi misión es convertir la tristeza humana en alegría. Soy el payaso, y mi deber es —no importa lo que yo mismo sienta hacer olvidar a los demás sus penas y desgracias. La pista me espera siempre. Soy el payaso, y no tengo derecho a quejarme si siento hambre, ni a llorar en el caso de perder uno de los míos, ni a acompañarle en su último viaje. Soy el payaso, y debo reír, incluso cuando llora mi corazón.

Charlie Rivel
Pobre payaso (1971)
Traducción de Ebbe Traberg

Estrenada en el Teatre Nacional de Catalunya dentro del proyecto T6, la pieza Uuuuh! (2005), del dramaturgo Gerard Vázquez, obtuvo un sonado éxito de crítica y público que se vería recompensado con el Premio Butaca al mejor texto teatral en 2006, amén de quedar finalista al Premio Max de las Artes Escénicas en 2007. De ahí el interés del productor Xavier Atance en adaptar la obra a la pequeña pantalla y convertirla en un telefilme dirigido por Eduard Cortés.

El origen escénico de El pallasso i el Führer se pone enseguida de manifiesto por su reducido elenco de actores, así como por las réplicas brillantes de los diálogos. Un convincente Ferran Rañé se mete en la piel del célebre Charlie Rivel, acompañado por Jordi Martínez (Witzi) y Pere Arquillué (Golo) en el rol de partenaires. Manel Barceló, en cambio, es el inquietante Krauss, líder de la Gestapo cuyo instinto sanguinario no impide unas ciertas y toscas veleidades artísticas.

"¡Uuuuh!"

Ignoramos si Josep Andreu, nombre real de Charlie Rivel (1896–1983), llegó a actuar alguna vez para Hitler. De ser cierto, sorprende que no diga nada en sus memorias (de las que arriba citamos un fragmento), aunque a veces, y sobre todo tratándose de un tema tan controvertido, hay silencios que resultan muy reveladores. Lo que sí es del todo verídico, y él mismo se encarga de relatarlo en las páginas de Pobre payaso, es que se vio obligado a permanecer en suelo alemán durante buena parte de la contienda.

En líneas generales, Eduard Cortés logra dotar a la película de la emoción necesaria a la hora de exponer unos hechos tan sumamente conmovedores, aunque, puestos a ponerle alguna pega, puede que a El pallasso i el Führer le sobren las imágenes de archivo en blanco y negro, así como las habituales indicaciones de tipo histórico que, tanto al principio como al final, pretenden contextualizar lo que el espectador ya sabe o puede deducir perfectamente a partir de las situaciones expuestas.


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