viernes, 24 de diciembre de 2021

Los mil ojos del asesino (1973)




Director: Juan Bosch
España/Italia, 1973, 83 minutos

Los mil ojos del asesino (1973) de Juan Bosch


El inspector Michael Lawrence (Anthony Steffen) pone tanta vehemencia en su particular cruzada contra el tráfico de estupefacientes en los bajos fondos londinenses que sus superiores deciden enviarlo a Lisboa como agente especial para que investigue la muerte en extrañas circunstancias de un compañero de profesión. Una vez en la capital portuguesa, Lawrence se encontrará con que el escurridizo enemigo contra el que lucha despliega sus tentáculos hasta las más altas esferas, dejando a su paso un reguero de crímenes que lo hacen especialmente peligroso.

Como todo lo que lleva la etiqueta giallo, Los mil ojos del asesino (1973) ha terminado por convertirse en película de culto. Tal vez porque para los amantes de este subgénero, que no son pocos, cuanto más cutre es el producto mayor estimación suscita. En cualquier caso, el responsable de esta coproducción hispanoitaliana rodada en Portugal no fue otro sino un ya curtido Juan Bosch, el mismo director que, veinte años antes, iniciara su andadura profesional entre las filas, nada desdeñables, del cine policíaco barcelonés.

Sarah (María Kosty)


Uno de los principales atractivos de la puesta en escena radica en la fisicidad de los múltiples combates cuerpo a cuerpo que se van sucediendo conforme avanza la trama. No en vano, ya desde los propios títulos de crédito se anuncia que la película ha contado con el asesoramiento de Rainer Boelhoff, quien tres años antes se había proclamado primer campeón de Cataluña de karate.

Por otra parte, los métodos expeditivos de los que hace gala el protagonista en su batalla contra el imperio de la droga denotan una más que probable influencia de la oscarizada The French Connection (William Friedkin, 1971) como modelo y fuente de inspiración bastante plausibles. El resultado, ni que decir tiene, es más de estar por casa, aunque no por ello menos efectivo.

Costa, el millonario brasileño (Eduardo Fajardo)


6 comentarios:

  1. Lo mejor de las películas con etiqueta giallo son los títulos.

    Bon Nadal!

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    1. Hombre, pues sí: es una forma de verlo. Los carteles tampoco estaban nada mal.

      Bon Nadal!

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  2. Como fuente de inspiración, no está mal la película que citas.
    No se qué partido saca de la ambientación en el país luso.

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    1. Pues parece ser que bastante, ya que la mayoría de críticas que he tenido ocasión de leer destacan como un punto fuerte que Bosch tuvo la habilidad de convertir algunos enclaves lisboetas (el castillo de San Jorge, el hoy denominado Puente 25 de abril...) en un personaje más de la película.

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  3. Que tal Juan!
    Cierto, los títulos y los posters eran una delicia. Algún día habría que hablar sobre esto de las películas de culto...
    Pues otro titulo que me has descubierto.
    Saludos!

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    1. Ya sabes, Fran: para gustos colores...

      Gracias por pasarte y hasta pronto.

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