Director: Javier Aguirre
España, 1978, 102 minutos
Carne apaleada (1978) de Javier Aguirre |
El ser humano es como es. La voluntad y la carne, débiles. Yo, entonces, me encontraba en la cárcel. Triste y sola. Senta, también. El ambiente y las circunstancias encendieron la mecha. No importa el nombre con que el mundo bautice esos sentimientos. No se les puede exigir carné de identidad a las razones del corazón. No importa cómo se llamen, sino lo que nos dan. A mí me han dado muchísimo. Me ayudan a sobrevivir. Lo que siento es algo maravilloso. Acaso se llame amor y me conduzca hacia un continuo INRI de carne crucificada.
Inés Palou
Carne apaleada
El desgarrador testimonio del que dejó constancia Inés Palou (1923-1975) en sus memorias carcelarias daría pie a una adaptación cinematográfica no menos impactante. Por varios motivos, Carne apaleada (1978) merece ser objeto de una revisión a fondo, comenzando por la valentía de su director, Javier Aguirre, quien, dejando momentáneamente de lado las producciones comerciales que le reportaban fama y dinero, optó en esta ocasión por una puesta en escena a medio camino entre aquéllas y su "anticine" de marcado corte experimental. En ese sentido, y sin llegar a ser un típico producto de la época del destape, la película aúna con pericia el morbo y la denuncia social, abordando el lesbianismo de la pareja protagonista desde una óptica insólitamente moderna para lo que se estilaba entonces.
No obstante, aparte de la relación sentimental entre Berta (Esperanza Roy) y Senta (Bárbara Rey), plantea especial interés el análisis que se lleva a cabo a propósito de lo que supone la vida en el presidio, un entorno inhóspito al que van a parar reclusas de todo tipo ("piculinas" o prostitutas, presas políticas, delincuentes comunes...) y donde la violencia más brutal, ejercida por las funcionarias o por las propias internas, convive al mismo tiempo con una camaradería inquebrantable.
Berta Costaleda (Esperanza Roy), trasunto literario de Inés Palou |
Pese a tratarse de un drama penitenciario, los títulos de crédito iniciales nos sitúan en una solitaria estación de tren cuyos vagones vacíos se muestran con insistencia mientras suena de fondo una triste melodía de flauta: claro ejemplo de flash-forward, en alusión directa al desenlace que tendrá el filme así como al fatídico suicidio de la propia Inés Palou. Por lo demás, la cinta se mantiene bastante fiel a su fuente literaria, si bien condensa la profusa galería de personajes que desfilan por las páginas del libro, amén de recurrir al manido recurso de la voz en off para dejar que sea Berta quien resuma sus andanzas en primera persona.
La larga lista de secundarias que integran el reparto (Julieta Serrano, Pilar Bardem, las hermanas Terele Pávez y Elisa Montés, Yelena Samarina, Virginia Mataix haciendo de francesa...) nos deja alguna que otra curiosidad reseñable. Como, por ejemplo, el último papel para la gran pantalla de la veterana Tota Alba, aquí María Cinta, una de las dos sifilíticas de la celda (la otra es La Andaluza, interpretada por Carmen de Lirio). O el hecho de que Esperanza Roy y Enriqueta Carballeira (Arantxa, una de las presas políticas), las dos actrices que fueron pareja de Javier Aguirre en la vida real, compartan varias escenas en el patio de la prisión.
Recuerdo el morbo que despertó este film, no porque hiciera especial gala de él, sino porque, imagino que fruto de los tiempos, algunos espectadores es lo que iban buscando.
ResponderEliminarPor supuesto: la época se prestaba a ello. Sin embargo, además de morbo, la película contiene también una cierta carga ideológica. Por ejemplo, tiene mucho mérito mostrar a las presas de ETA entonando el "Eusko gudariak".
EliminarDe fet el llibre va ser molt popular, havia escoltat per ràdio a Palou abans de la seva tràgica mort per suïcidi, la Roy és una gran actriu, tot terreny, potser avui no tan valorada com mereix.
ResponderEliminarHe llegit el llibre durant aquests dies, abans de veure la pel·lícula, i l'he trobat interessant. Tant com la biografia de la seva autora.
EliminarEn el estreno de la película se hablaba mucho del morbo por presentar por primera vez una relación lésbica en el cine español. Creo que Palou había presentado esta novela al Planeta y estuvo a punto de ganar. Hace mucho tiempo que vi la película pero recuerdo especialmente a la inquietante Yelena Samarina.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
En un país que salía de cuarenta años de dictador bajo palio resulta comprensible que una película como ésta despertase, como mínimo, expectación y hasta un cierto escándalo. Lo del Planeta es cierto: de hecho, antes de suicidarse, la autora le mandó una carta a José Manuel Lara. Y en cuanto a la actriz de origen ruso Yelena Samarina, puede que resulte inquietante, pero no menos que Terele Pávez, la actriz que interpreta a su rival en la prisión.
EliminarSaludos.
Hola Juan!
ResponderEliminarLa desconocía. Desde luego y como bien apuntas es una película con cierto riesgo para la época.
Saludos!
Sin duda, el rodarla supuso todo un acto de valentía.
EliminarSaludos.