viernes, 6 de marzo de 2020

El sueño eterno (1946)




Título original: The Big Sleep
Director: Howard Hawks
EE.UU., 1946, 114 minutos

El sueño eterno (1946) de Howard Hawks

Eran cerca de las once de la mañana, a mediados de octubre. El sol no brillaba y en la claridad de las faldas de las colinas se apreciaba un aspecto lluvioso. Vestía mi traje azul oscuro, corbata y vistoso pañuelo fuera del bolsillo, zapatos negros y calcetines de lana del mismo color adornados con ribetes azul oscuro. Estaba aseado, limpio, afeitado y sereno, y no me importaba que se notase. Era todo lo que un detective privado debe ser. Iba a visitar cuatro millones de dólares.

Raymond Chandler
El sueño eterno
Traducción de José Antonio Lara

Hay títulos evocadoramente atractivos cuyas resonancias, a caballo entre lo poético y lo mítico, bastan por sí solas para remitir a una época o ilustrar un determinado ambiente. El sueño eterno es uno de ellos. Como prueba de lo cual podrían mencionarse la pluma de Raymond Chandler o la inmortal criatura de ella surgida, el detective Philip Marlowe, aunque la lista de nombres que contribuyeron a elevar la adaptación fílmica de la novela a la categoría de leyenda es de las que quitan el aliento, desde la participación en el guion del premio Nobel William Faulkner hasta el protagonismo de Bogart y Bacall, pasando por la puesta en escena de uno de los directores más relevantes de la época dorada de Hollywood: Howard Hawks.

Con The Big Sleep el cine negro entraba en una nueva dimensión, marcada por argumentos crípticos y un erotismo latente que hoy nos cuesta detectar, pero cuyo gancho atraía a las multitudes a las salas de proyección como la miel a las abejas. De hecho, si un filme de tales características salió adelante fue única y exclusivamente con la finalidad de repetir la química entre la pareja protagonista que ya se había dado en otro clásico de Hawks: Tener y no tener (1944). De ahí que, en los carteles publicitarios, los nombres de los actores figurasen muchísimo más destacados que el propio título de la película.



No obstante, parece ser que la cosa no acababa de funcionar como la primera vez, pese a que la relación entre Bogie y su adorada Lauren acabaría cristalizando en el matrimonio de ambos, motivo por el cual los estudios Warner decidieron añadir escenas y alterar el montaje inicialmente previsto. Resultado: una trama ininteligible en la que lo de menos es sacar algo en claro, sino dejarse arrastrar por la subyugante atmósfera de crímenes, chantajes y pasiones en la que se verán involucrados un viejo general y sus dos hijas.

Nacía así, más por accidente que por voluntad propia, un modelo cinematográfico que tendría su continuidad, durante la década siguiente, en el Macguffin hitchcockiano hasta desembocar, ya en nuestros días, en las entelequias de un David Lynch o incluso en filmes de Christopher Nolan como Memento (2000) u Origen (2010). Hubo, por cierto, un olvidable remake de 1978, rodado en Inglaterra, y en cuyo reparto participaron Robert Mitchum, James Stewart y Joan Collins.


6 comentarios:

  1. Los diálogos son memorables.

    Saludos.

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    1. General Sternwood: How do you like your brandy, sir?

      Philip Marlowe: In a glass!

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  2. Hola Juan!
    Se que esta en los altares pero a mi me sigue provocando confusión, me pierdo en la historia. Lo he intentado pero no me situó y mira que siento fascinación por lo noir...
    Ese remake no lo conocía, gracias por el apunte.
    Saludos y buen finde!

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    1. Te pierdes tú y se pierde todo ser viviente, Fran. De hecho, es ahí donde radica su encanto. Pero pasa lo mismo con "Retorno al pasado" de Tourneur y tantas otras películas del mismo período y estilo.

      Saludos

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  3. Una película inolvidable, culpable de mi cinefilia irredenta; no sé la de veces que la habré visto...
    Saludos

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    1. Por algo lleva el adjetivo "eterno" en su título.

      Un abrazo

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