viernes, 17 de enero de 2020

La strada (1954)




Título en español: El camino
Director: Federico Fellini
Italia, 1954, 108 minutos

La strada (1954) de Federico Fellini

La strada es la historia de un viaje hacia el mar. El itinerario atraviesa el vacío y desemboca en la revelación. El decorado está formado por los restos de la miseria social de la posguerra, pero lo poético, convertido en norma estilística de la película, transfigura la desolación de lo visible. De manera bastante más clara que en sus filmes precedentes, Fellini lleva a cabo el proceso de reconversión de los personajes en seres caricaturales.

Àngel Quintana

Película de películas (¿y qué título de la amplia filmografía de Fellini no lo es?), La strada contiene los elementos inherentes a toda obra maestra: amor y brutalidad; humor y tristeza; candor y sabiduría; sencillez y trascendencia… Insertos, con suma delicadeza, en una fábula soberbia de ambiente circense tan realista como imaginativa (valga el oxímoron), cuya moraleja va mucho más allá de la simple atracción fatal entre la bella y la bestia.

Vendida por su propia madre a cambio de un puñado de liras, Gelsomina (Masina) es un ser puro esbozado con el trazo firme de la Commedia dell'Arte y una pincelada de Charlot. La suya es la bondad de los justos, de quienes, enfrentados a la indiferencia del mundo, acaban sucumbiendo, incapaces de sustraerse al juego de intereses que los rodea.



Obtuso y violento, Zampanò (Quinn) suena, por contra, a zampabollos (no hay más que ver cómo devora, de un solo mordisco, un cucurucho), siendo, como es, la encarnación de la fuerza bruta: una estulticia sin límites que, desde que el mundo es mundo, impone la ley del más fuerte condenando a la poesía a una muerte lenta y agónica.

Tal y como sucederá un poco más tarde en Almas sin conciencia (1958), el plano final aporta, sin embargo, un motivo para la esperanza, puesto que el llanto desesperado del bruto, en plena noche, sobre la arena de una playa desierta, parece indicar que al fin se da cuenta del daño que ha hecho, llámese Gelsomina o "Il Matto" (Basehart). Y, aunque ya no pueda devolverles la vida que tan injustamente les arrebató, el espíritu de la tierna muchacha le acompañará, en lo sucesivo, en forma de dulce melodía redentora.


4 comentarios:

  1. La bella y la bestia según Fellini, es decir, una obra maestra.

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    1. Como tantos títulos dirigidos por el director italiano, que mañana, día 20 de enero, habría cumplido cien años.

      Gracias por tu comentario, Fernando, y hasta pronto.

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  2. Hola Juan!
    Poco que aportar a tu estupenda reseña. Solamente resaltar a ese pedazo de actor como era A. Quinn, no se, cualquiera de sus papeles me resulta creible. Me resulta muy amarga la historia.
    Saludos!

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    1. Sí: hasta haciendo de esquimal en "Los dientes del diablo" el tipo sabía transmitir como pocos. Aunque su papel de Zampanò es de los que hacen historia.

      Ciao!

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