Director: Luis Buñuel
Méjico, 1952, 72 minutos
Subida al cielo (1952) de Luis Buñuel |
Película itinerante como lo sería posteriormente La ilusión viaja en tranvía (1954), Subida al cielo (1952) transcurre, en su mayor parte, a bordo de un destartalado autobús de línea que enlaza las poblaciones costeras del Estado de Guerrero. Comedia coral, por lo tanto, considerando la gran cantidad de tipos y personajes secundarios que suben y bajan del camión (así lo llaman ellos). Toda una fauna local que comprende especímenes tan variados como don Nemesio (Roberto Meyer), viejo terrateniente al que expropiaron sus tierras y que vive obsesionado con el día en que se le haga justicia; un cojo con pata de palo; el candidato populista Eladio González (Manuel Dondé); un vendedor de volátiles español (Francisco Reiguera) y hasta un padre que carga a cuestas con el féretro blanco de su hijita, muerta a consecuencia de la mordedura de una víbora.
No obstante, hay una figura que destaca entre toda esa maraña de voces: se trata del joven Oliverio (Esteban Mayo), recién casado con la fiel Albina (Carmelita González), pero que, ante la inminencia de la muerte de su anciana madre, deberá viajar hasta Petatlán (con los pasajeros del ya mencionado bus) para poner en orden los papeles de su heredad. Ardua misión, teniendo en cuenta no sólo lo escarpado del trayecto, sino los intereses de sus dos hermanos mayores (uno de ellos interpretado por Roberto Cobo, el Jaibo de Los olvidados) a la hora de hacerse con el control de la herencia.
Y para acabar de complicarlo todo, la tentación acosará a Oliverio bajo la forma de una sensual muchacha que viaja entre el pasaje: se trata de la fogosa Raquel (Lilia Prado), empecinada en seducir al joven y cuya desinhibición sexual responde a un perfil femenino bastante frecuente en la filmografía buñueliana. De hecho, cuando, al día siguiente, él se encuentra con ella, le pregunta: "¿Se te ofrece algo?" A lo que la mujer va y le suelta: "A mí nada: ¡lo que quería ya lo tuve!"
Comenta Buñuel en sus memorias que guardaba muy buen recuerdo de Subida al cielo, excepto por la lamentable maqueta del autobús ascendiendo una abrupta pendiente en pleno aguacero nocturno. En todo caso, ese ambiente festivo entre cocoteros que rezuma la cinta —muy en sintonía con algunos de los lugares comunes que el realismo mágico se encargaría de hacer célebres, poco después, a partir del boom de la literatura hispanoamericana— parece que tuvo su origen en experiencias vividas por el poeta Manuel Altolaguirre (1905-1959): miembro de la Generación del 27, exiliado como Buñuel y, por esos azares del destino, productor de esta película.
Toda una panoplia de personajes, por lo que cuentas.
ResponderEliminarAsí es: podría pasar por una novela de García Márquez.
EliminarTe agradezco que hayas subido la película completa. Algunas escenas me han hecho recordar a "La noche de la iguana". Sí, ese autobús deja bastante que desear aunque he visto maquetas peores como el tren de "Pánico en el Transiberiano".
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Pues sí: ahora que lo comentas es verdad que "La noche de la iguana" pudiera recordar a esta película. Con la salvedad de que el filme de John Huston se estrenó en 1964, es decir, doce años después... En cuanto a las maquetas, y digan lo que digan, siempre tienen su encanto.
EliminarSaludos.