Título original: The Road
Director: John Hillcoat
EE.UU., 2009, 111 minutos
La carretera (2009) de John Hillcoat |
Acostumbrados a que la ciencia ficción se haya apropiado del género distópico, son películas como The Road —o como Le temps du loup (2003) de Haneke— las que nos devuelven la verdadera dimensión de lo que pudiera ser una hecatombe a escala planetaria. Fundamentalmente porque, de llegar a tal extremo, los supervivientes, desprovistos de todo acceso a la información, difícilmente sabrían con exactitud los motivos causantes de su infortunio.
Asimismo, otro elemento no menos importante que aporta una gran dosis de verismo al conjunto es la roña (con perdón). En efecto: ¿qué otra apariencia pudieran tener los damnificados de semejante debacle si no es la de un sin techo? A este respecto, las cintas que en el pasado abordaron dicha temática —caso, por ejemplo, de The Omega Man (1971) de Boris Sagal— mostraban al protagonista (Charlton Heston) como un atractivo individuo que se pasea en descapotable por las calles de una ciudad desierta.
Viggo Mortensen redujo considerablemente su peso para la ocasión |
Pero aquí lo relevante es la supervivencia. Y sin médicos ni medios materiales resulta por completo inviable el gozar de buena salud o alargar la esperanza de vida más allá de un breve lapso de tiempo. ¿Cómo dar a luz cuando se carece no ya de anestesia epidural, sino de las más básicas medidas profilácticas? ¿Cómo curarse una herida? ¿Cómo procurarse el sustento diario si no es rapiñando, aquí y allá, los restos del naufragio?
Con todo y con eso, tanto la novela de Cormac McCarthy (galardonada con el Premio Pulitzer) como la adaptación cinematográfica del australiano John Hillcoat, además de tocar aspectos más o menos tremendistas, como el canibalismo, inciden también en temas de hondo calado metafísico. ¿Qué puede enseñarle el padre al hijo que no sea moralmente reprobable cuando es él mismo quien alecciona al niño para que desconfíe de los demás? De ahí la trascendencia que tienen las escenas en las que el chaval insiste en compartir alimentos con el anciano (Robert Duvall) o el ladrón que, previamente, les había desvalijado en la playa: por más que el muchacho haya nacido en plena era postapocalíptica y no haya conocido más que miseria y caos a su alrededor, los sentimientos que alberga son esencialmente buenos, por lo que aún cabe tener esperanza en la condición humana, en quienes mantienen vivo el fuego en su interior.
La dirección de fotografía corrió a cargo de Javier Aguirresarobe |
Esperemos no llegar a la situación que expone la película, al menos a corto-medio plazo. Sin embargo, algo me dice que nada va a ser lo mismo tras la crisis actual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues ojalá que no, Ricard. Pero, en mi opinión, lo verdaderamente turbador de The Road reside en que es cualquier cosa menos una película de ciencia ficción...
EliminarSaludos.
Interesante si a eso le agregamos verla en una coyuntura como esta. Pero a mí se me parece un poco a algo que he vivido en mi país...Venezuela
ResponderEliminarDesde luego, el cine va por delante en muchos aspectos que después la realidad se empeña en cumplir (y hasta en superar).
EliminarBienvenido a bordo, Alí: saludos desde Barcelona.
Juan
Hola Juan!
ResponderEliminarMagnifica tu reseña. Has hecho hincapié en un elemento que considero clave, el aspecto que presenta Mortensen podría ser el mismo de cualquiera de esas personas que cada noche duermen en las calles de nuestras ciudades. Esa "roña" (desagradable pero acertado adjetivo) es la evidencia de que se ha tirado la toalla, de que tus facultades mentales flojean o de que las circunstancias (como es el caso de la historia) no permiten andar mas aseado. Cada vez soy mas puntilloso con estos aspectos cuando veo una película, ese ejemplo que has puesto (The Omega Man) es perfecto, a mi eso me saca de la historia, sin embargo le perdono la pinta a Errol Flynn en "Robin de los bosques" (1938)...jeje
Creo que no hay una película que me provoque tanta congoja ni que me deje tan mal cuerpo, sobre todo vista la situación actual...
Se me olvidaba, hay una escena que merece ser resaltada, la comente en una ocasión, creo que podria funcionar perfectamente como uno de esos anuncios que tanto nos impresionan, se trata del momento en que el padre le da a probar por primera vez a su hijo la Coca-Cola, esta muy bien.
Bueno, que tengas una buena semana y a cuidarse!
Gracias, Fran: a mí también me gusta mucho la escena que comentas. Al parecer, se rodaron varias tomas, cada una con una marca distinta de refresco. Finalmente, Viggo Mortensen se puso en contacto con los directivos de Coca-Cola para que dieran su permiso y se pudiese ver la lata.
EliminarGracias por tu comentario y hasta pronto.
Hola Juan, veo que vienes con una seguidilla de películas de las que podríamos llamar proféticas exageradas... ¿exageradas?
ResponderEliminarTal como dice Fran, me parece que pusiste el foco en lo más importante de este film y en las diferencias con cintas anteriores.
Creo que en esta película lo único que no me gustó es cuando aparecen los que se encuentran encerrados, me hubiera gustado que no los muestren. Que con algún recurso nos hiciera sentir algo parecido.
De todas maneras debería leer la novela para ver si es bastante fiel.
Como te dije en la reseña de Promesas del Este. Viggo Mortensen es actor debilidad de quien te habla.
Abrazos!
¡Qué tal, Frodo!
EliminarEn efecto, la elección de las películas es fruto del confinamiento. Para algunos el cine será pura evasión. Yo, en cambio, lo considero una oportunidad para reflexionar.
Estoy de acuerdo contigo en que The Road peca un tanto de tremendista (especialmente en lo tocante al canibalismo), pero estando protagonizada por un hincha de San Lorenzo se le puede perdonar eso y mucho más.
Venga, compañero: saludos y a cuidarse, que vienen tiempos difíciles.