jueves, 12 de marzo de 2020

El malvado Zaroff (1932)




Título original: The Most Dangerous Game
Directores: Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack
EE.UU., 1932, 60 minutos

El malvado Zaroff (1932) de Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack

Pese a su condición de filme de serie B (o tal vez precisamente por ello), El malvado Zaroff ha terminado convirtiéndose en uno de los títulos de culto imprescindibles del cine de terror de los años treinta. Con una impronta que pone de manifiesto la influencia del H.G. Wells de La isla del Dr. Moreau, pero también de King Kong, la otra película que el mismo equipo estaba rodando en paralelo y cuyos decorados selváticos sirvieron indistintamente tanto para la una como para la otra.

A lo largo de su hora escasa de metraje se respira el ambiente malsano de un reducto cuyos huéspedes son, en realidad, los rehenes de un ser tan sibarita como perverso. Aparentemente afable, dotado de unos exquisitos ademanes de noble ruso, Zaroff (Leslie Banks) alberga, sin embargo, la macabra intención de dar caza a sus invitados a través de la espesura que inunda la isla. Y, a tal efecto, les da suelta para hostigarlos —ora con arco y flechas, ora con su rifle— en una persecución sin tregua de consecuencias imprevisibles.



El análisis pormenorizado de la trama y sus personajes deja entrever, no obstante, algunas de las preocupaciones que turbaban el ánimo colectivo de la sociedad americana en los años inmediatamente posteriores al crac de la bolsa de Wall Street en octubre de 1929. Desde la incertidumbre frente a un entorno hostil, simbolizado por la fortaleza de Zaroff y, sobre todo, por los peligros que acechan en sus aledaños, hasta la amenaza bolchevique (quien sabe si incluso un New Deal en ciernes que ya prometía en sus discursos el futuro presidente Roosevelt) encarnada en el pérfido conde y su escalofriante siervo cosaco con aires de Rasputín.

El propio crucero de lujo que encalla en los arrecifes de Baranka es, en sí mismo, una metáfora evidente del advenimiento de la Gran Depresión: inicio de una crisis que irrumpe de improviso sacando a la ciudadanía de su zona de confort para arrojarla en los dominios de un desaprensivo dispuesto a jugar al ajedrez con sus vidas, cuando no a decorar con las cabezas de las víctimas las estancias de su castillo o arrojarlas directamente como carnaza que alimente a su jauría furibunda de dogos.


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Una maravilla de película. A decir verdad no había caído en esas lecturas y consideraciones que comentas, muy acertadas reconsiderando la época en que fue filmada. Lo de los decorados es tal cual, por momentos parece que va a salir Kong de entre la maleza...jeje
    Por cierto, creo que la música de Max Steiner era fundamental en este tipo de películas, hace poco viendo (me parecio estupenda, gracias por la recomendación) "Perseguido" (1947) llegue a esa conclusión, creo que sin la música del maestro Steiner todas esas películas no serian lo mismo.
    Saludos!

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    1. Y, además de todo lo dicho, recordarás que en "Zodiac" (2007) de David Fincher se hacía referencia insistentemente a esta película.

      Gracias por tus comentarios y hasta pronto, compañero.

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