Directores: Aitor Arregi y Jon Garaño
España, 2017, 114 minutos
Handia (2017) de Aitor Arregi y Jon Garaño |
País Vasco: 1836. En pleno auge de las guerras carlistas, las tropas de reclutamiento se presentan en el caserío de los Eleizegi. Son tiempos duros y el padre implora que no le priven de sus dos hijos varones. Apiadado o impaciente, el capitán le pide que elija a uno para que se incorpore a filas: el otro se quedará con él. Y así, Joaquín (Eneko Sagardoy) se libra de ir al frente con Martín (Joseba Usabiaga). Sin embargo, cuando este último regrese al cabo de tres años encontrará a su hermano muy cambiado...
La acromegalia es una de esas enfermedades denominadas "raras", consecuencia de un exceso de secreción de hormona del crecimiento por la hipófisis y cuyo síntoma más evidente es el gigantismo. Y, según parece, ésta fue precisamente la dolencia que aquejaba a Migel Joakin Eleizegi Arteaga, el Gigante de Altzo (1818-1861), un vasco que alcanzó los 2,40 metros de altura y cuya vida sirvió de base para el guion de la película que nos ocupa, ganadora de diez premios Goya.
Aitor Arregi y Jon Garaño, el mismo tándem de directores que en su día cosecharon el éxito con la entrañable Loreak (2014), volvían a la carga con otra cinta rodada en euskera y que, además de recrear con precisión notable el contexto histórico, sigue de cerca la línea de clásicos como El hombre elefante (1980) de David Lynch. Convertido en atracción de feria por necesidades económicas de su propia familia, Joaquín recorrerá media Europa como fenómeno que satisfaga la curiosidad del populacho, aunque también hay científicos que muestran interés en conocer su caso y hasta la reina Isabel II solicita apreciar de cerca los atributos del mozo.
No obstante, la ficción se ve a menudo superada con creces por una realidad todavía más cruel, si cabe. Véase, si no, el rocambolesco periplo del baloncestista argelino Saad Kaiche hasta terminar haciendo de doble de Eneko Sagardoy en Handia. Toda una odisea en la que no faltó alguna que otra empresa que le ofreció empleo como reclamo publicitario. Lo cual demuestra que entre la España decimonónica que refleja la película y la actual tampoco han cambiado demasiado las cosas...
Hola Juan!
ResponderEliminarA decir verdad siempre la he pasado por alto, y mira que la tengo en catalogo en alguna plataforma. Poco habia leido sobre ella, tendre en cuenta tu recomendación.
Anda que si nos ponemos a levantar la alfombra nos sale un panorama "decimonónico" que ni te cuento...
Saludos!
Decimonónico y, en según qué casos, me temo que hasta medieval...
EliminarSaludos