sábado, 23 de noviembre de 2019

Las vidas de Marona (2019)




Título original: L'extraordinaire voyage de Marona
Directora: Anca Damian
Francia/Rumanía/Bélgica, 2019, 92 minutos

Las vidas de Marona (2019) de Anca Damian


Hacer que un animal explique, en primera persona, el transcurso de su propia existencia en función de cómo le fue con cada uno de los amos a cuyo servicio ha estado responde a un antiquísimo planteamiento narrativo que se remonta, en última instancia, a El asno de oro de Apuleyo. Y eso es, precisamente, lo que en su última película propone la directora rumana Anca Damian (Cluj-Napoca, 1962), especialista en filmes de animación y de la que ya tuvimos ocasión de comentar su documental La montaña mágica (2015).

Ana, Sara, Marona... Pese a recibir un nombre distinto cada vez que cambia de propietario, la protagonista, una perrita de raza indeterminada, se llama a sí misma Nueve, que es el número que, al nacer, ocupó entre sus hermanos de camada. Pero eso nunca llegarán a saberlo sus sucesivos dueños, ya sean el acróbata Manole, el basurero Istvan o la niña Solange. Todos ellos le darán su afecto en un primer momento, aunque, transcurrido el período de novedad, la presencia del animal en sus respectivas vidas pasa a ser invisible, con lo que el proceso vuelve a comenzar y la historia se repite...



"Ella nunca lo haría..." Y, sin embargo, la lealtad del animal acaba siempre por chocar con la indiferencia humana. Marona es capaz de cruzar la ciudad entera y arriesgar sobre el asfalto su integridad física con tal de seguir a la adolescente Solange; Sara se tira las noches en vela con tal de proteger a la anciana madre de Istvan; Ana, siendo apenas un cachorro, pasa contenta el sombrero tras la actuación de Manole para recibir las monedas de la concurrencia...

Toda una explosión de colorido y creatividad, aderezada con la música del compositor Pablo Pico, que nos depara, no obstante, un desenlace tan crudo como la vida misma. A buen seguro que los espectadores que se enfrenten a esta odisea canina, desde Annecy hasta los jóvenes asistentes a El Meu Primer Festival (que tiene lugar estos días en la Filmoteca de Catalunya), experimentarán la misma sensación agridulce una vez finalizada la película.


No hay comentarios:

Publicar un comentario