domingo, 24 de noviembre de 2019

Una gallina al viento (1948)




Título original: Kaze no naka no mendori
Director: Yasujiro Ozu
Japón, 1948, 84 minutos

Una gallina al viento (1948) de Yasujiro Ozu


Está bien que se hagan películas de denuncia, pero tienen que contener una actitud crítica precisa, y una observación constante y rigurosa de la realidad...

Yasujiro Ozu
La poética de lo cotidiano
Traducción de Amelia Pérez de Villar

La herida que dejó la contienda mundial en la sociedad japonesa condujo a situaciones extremas como la que se describe en Una gallina al viento (1948). Humillación, la de tener que prostituirse, mientras el marido se halla en el frente, con tal de garantizar la supervivencia del hijo enfermo, que se verá agravada por la actitud intolerante del hombre una vez que éste se reincorpora a la vida civil y sabe de los deslices cometidos por la esposa durante su ausencia del hogar.

A diferencia de las comedias estudiantiles rodadas por Ozu antes de la guerra, alocadas y hasta cierto punto subversivas, lo que encontramos aquí es una historia de temática social. Un dramón lacrimógeno y moralizante, sí: pero también reivindicativo en lo que que se refiere al papel sumiso de la mujer nipona respecto al altanero varón y señor de la casa.



También el paisaje ha cambiado, como se pone de manifiesto a través de la presencia constante de ese enorme gasómetro que preside los alrededores del barrio popular en el que transcurre la acción: una imponente estructura férrea, símbolo de progreso material y, al mismo tiempo, de la pérdida de las esencias tradicionales.

Aunque el verdadero protagonista de Kaze no naka no mendori, lo apuntábamos hace un momento, es el heroísmo femenino o, si se prefiere, la reformulación de lo que en la nueva sociedad surgida tras la derrota debería ser el orgullo masculino. A este respecto, es bastante sintomático el proceso que gradualmente experimenta Shuichi (Shûji Sano) tras regresar junto a su familia, ya que primero se mostrará comprensivo con la joven Fusako (Chiyoko Fumiya) para después acabar perdonando a su propia esposa.


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