Título original: Big Trouble
Director: John Cassavetes
EE.UU., 1986, 93 minutos
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Un hombre en apuros (1986) de John Cassavetes |
John Cassavetes se despedía de la dirección y del cine en general con una comedia gamberra que no era otra cosa sino una parodia alocada de Perdición (Double Indemnity, 1944) de Billy Wilder. De hecho, el proyecto le llegó a las manos cuando el rodaje se hallaba ya muy avanzado, básicamente porque su director y guionista original, Andrew Bergman, dejó la producción a medias. De modo que, ante la insistencia de su amigo y colaborador habitual Peter Falk, no le quedó más remedio a Cassavetes que aceptar la propuesta y sentarse tras las cámaras por última vez.
Se comprenderá, a este respecto, que estamos ante un trabajo de circunstancias y, por lo tanto, menor (muy menor) en la filmografía de un cineasta que venía de ganar, dos años antes, el Oso de Oro del Festival de Berlín por Love Streams (1984). Con todo y con eso, tampoco está tan mal cerrar tu carrera con un producto que, a fin de cuentas, no deja de ser en cierta manera una burla, una especie de corte de mangas contra todo lo que representa el establishment. Ni que decir tiene que la película fue un auténtico fracaso en taquilla.
En cuanto al argumento, poco hay que contar: un agente de seguros (Alan Arkin) y su esposa (Valerie Curtin) desean enviar a sus tres hijos a la Universidad de Yale y, aunque los chicos son unos excelentes estudiantes, expertos intérpretes de la música de Mozart, lo cierto es que no disponen del dinero suficiente para ver cumplido su sueño. Claro que entonces aparece en escena la sensual Blanche Rickey (Beverly D'Angelo), esposa de un supuesto millonario moribundo (Peter Falk), y "el hombre del traje gris" se dejará engatusar por sus encantos y ante la posibilidad de obtener pingües beneficios mediante alguna que otra triquiñuela.
Pero no nos engañemos: Big Trouble (1986) no alcanza, ni de lejos, las cimas de Una mujer bajo la influencia (1974) o Maridos (1970), sino que se percibe cierta distancia, como si el alma del autor no estuviera del todo comprometida con la historia. Es un Cassavetes descafeinado, por supuesto, pero aún así siempre hay destellos de esa mirada única, de su capacidad para radiografiar las complejidades de las relaciones humanas, aunque aquí se diluyan un tanto en la trama. Una curiosidad, en definitiva, que permite completar la visión de un cineasta irrepetible.
No he visto la película. Pero titularla en español "Un hombre en apuros" es condenarla de antemano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Puede que no sea un título ni muy comercial ni muy original, pero sí que es cierto que refleja fielmente la situación que atraviesa el protagonista.
EliminarUn abrazo.
Hay que tener en cuenta las circunstancias, de cualquier modo, resulta entretenida.
ResponderEliminarTiene momentos divertidos, es cierto.
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